Felix Valloton
(1865- 1925) Interior con mujer en rojo
(1903)
A
modo de resumen, puede concluirse que adentrarse, en lo que toca a la
habitación humana supone, como sucesión:
- Irrupción,
atravesamiento del umbral
- Marcha
y acabamiento de la prospección
- Sentar
plaza
- Ajuste
de la burbuja pericorporal
- Abismarse
en la profundidad de los espejos, los cajones, los rincones y los secretos
Pero
un adentrarse propiamente humano no concluye con esta última fase, salvo en los
casos de la reclusión y la clausura, los que contienen una dimensión
inquietante y tanathotópica diferencial.
Un adentrarse cotidiano y vividero sólo puede concluir con el avistamiento
de la ruta de salida.
Sólo
porque podemos salir de un interior
es que podemos entrar, en el sentido
cabal de la expresión.
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