De arquitectura e ingeniería


Domenico Fontana Traslado de obelisco en Roma

El producto arquitectónico no es una cosa; es la producción de un vínculo entre las personas y las cosas acondicionadas para su habitar.
Por ello, un edificio, en sí, no es una arquitectura, en sentido estricto, sino que lo que en realidad constituye la arquitectura es la habitación humana de tal edificio. Es esa relación vincular entre las personas y las cosas construidas a sus efectos la que da efectivas forma y sustancia a la naturaleza de lo arquitectónico.
La cosa en sí del edificio es un asunto puramente constructivo: un ingenio estable y —se espera— durable. Pero es con la vida humana palpitante que la arquitectura tiene efectivo lugar: allí donde termina la ingeniería y comienza la historia de sus habitantes.

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