Prestar oídos (II): Música de cámara


Vilhelm Hammershøi (1864 –1916) Interior con joven leyendo (1898)

Al abrigo de los muros, el bajo continuo ciudadano se acalla en beneficio de los rumores domésticos: es la oportunidad de la música de cámara.
Allí las voces familiares se imponen a ciertos secretos rumores de fondo. Hay que aguzar el oído: la vida se desliza a su modo en la caja de resonancia que es la casa en su hondura particular. Allí los sonidos reverberan brillantes en los ventanales y enmudecen en los cortinados. Allí las músicas de lo cotidiano cobran la forma que acondiciona los modos confortables de poblar los lugares. Allí el relieve de los sonidos y ruidos es una de las tantas manifestaciones del pulso de la vida
Hay que ser capaz de oír la doméstica música de cámara y disfrutarla como una de las alegrías esenciales.

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