Imagine.
Que
dispone de una pantalla en donde Usted puede soñar la vida humana, en todos y
cada uno de sus aspectos. La vida no quedará detenida en ningún momento o
circunstancia particular, sino que palpitará a su ritmo.
Entonces
y con gran delicadeza, Usted dispone de un sutil tegumento que permita conferir
a la vida ciertas alegrías elementales
tales como la luz y el calor del sol, la frescura del aire que corre, las
sombras que todo lo resguardan y cosas así.
Entonces
y sólo entonces, Usted podrá acondicionar constructivamente esa tenue membrana,
con lo que habrá alcanzado, si no la gloria del Prizker, por lo menos la
tranquilidad de conciencia de haber cumplido una noble misión.
No
deje de imaginar, por favor.
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