Conjunto de
vivienda de interés social en Montevideo
La
más común de las afectaciones al decoro que realizan las políticas públicas de
vivienda es la asignación de estigmas a la denominada vivienda de interés
social.
Allí
donde todos tenemos derecho a la marca positiva de identidad, allí es donde se
inflige el estigma: vivienda pobre para
pobres. La adecuación se constriñe a los mínimos reglamentarios, la
dignidad se resigna a la austeridad forzosa y forzada, mientras que en el plano
simbólico —que no deja de tener su importancia— el decoro cede derrotado frente
al empobrecimiento de los códigos socialmente aceptados.
Es en
esta estigmatización donde el verdadero rostro del asistencialismo público se
muestra, apenas disimulado por el taparrabos de política social.
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