Peter Ilsted
(1861- 1933) Leyendo en la ventana
(1900)
La
demanda social de lugares adecuados para habitar no se corresponde con un
ajuste mecánico y mínimo a ciertas especificaciones taxativas y mínimas. El
lugar adecuado es aquel que resulta efectivamente confortable.
El
valor del confort es mucho más que un valor de uso, es un valor de
implementación humana integral. Es que un habitante
es mucho más que un simple usuario de
un bien útil. Un habitante implementa las cosas de vivir integradas en
estructuras arquitectónicas que amparan las diversas formas de conductas
habitables en todo su desarrollo.
Por
ello, el punto del confort es un vértice de una necesaria tríada deontológica
impuesta a los lugares habitables.
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