Consumaciones (XVI)


Anka Zhuravleva (1980)

En lo más resguardado del ámbito doméstico se reserva el lugar de los sueños.
En verdad, eso de lugar de los sueños es mucho más expresivo que denominarlo, con gastadas connotaciones funcionalistas, dormitorio. Porque los vivientes de la especie humana cultivamos morosamente lugares para soñar, que no son meramente recintos para dormir. Si bien es de reconocer que el dormir adecuadamente es requisito mínimo para soñar, también es cierto que es necesario mucho más que esto para consumar el lugar de los sueños. A estos efectos, es preciso contar con una existencia rica en vivencias durante la vigilia, una memoria honda y un olvido metódico.
Y además hay que contar con una verdadera reserva recóndita en lo más profundo del hogar. Tan hondas deben ser unas casas a estos efectos.

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