Antonio Muñoz
Degrain (1840- 1924) Aguacero sobre
Granada (s/f)
¿Por qué razones es común la asunción sinecdótica de los techos como equivalentes a “edificios” o
“lugares habitables”?
¿Puede
que sea un sentimiento muy básico de aversión a las precipitaciones?
¿Puede
que sea porque es la cubierta una articulación principal con el cielo?
¿Puede
que sea porque la resolución tecnológica de una cubierta es, en cierta medida,
una culminación para la empresa constructiva?
Lo
cierto es que un techo es la más aceptada sinécdoque del lugar habitado, aunque
hay otros elementos, como la puerta, la ventana, el balcón, e incluso los muros
podrían constituir formas igualmente significativas.
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