Galería Vittorio
Emanuele en Milán
Todavía
hay quienes razonan de tal modo, oponiendo espacios llenos a espacios vacíos. Y
alojan la utilidad, el uso y las personas en el vacío espacial arquitectónico. La
vida, allí, se inmiscuye apenas ante la magnificencia de las masas
escultóricas.
Y, sin
embargo, cabe pensar exactamente al revés.
Concebir
los henchidos lugares habitados, abiertos y plenos de vida, mientras que en los
intersticios se alojan, serviciales, los elementos arquitectónicos sometidos no
ya meramente a la norma tectónica, sino a las leyes supremas del ritual de la
vida. Supone esto poner las cosas del diseño y la construcción arquitectónica
en su lugar. Dispositivos serviciales.
No suponga
esta asunción un desmedro a la arquitectura, sino una vindicación de la vida
humana, sorprendida en su feliz acontecer.
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