Notas para una filosofía del habitar (X) La condición humana

Vincent van Gogh (1853- 1890) Un par de zapatos (1887)


La perplejidad radica en que los modos de la cognición humana aplicable a cosas con cualidades «naturales», incluyendo a nosotros mismos en el limitado grado en que somos especímenes de la especie más desarrollada de vida orgánica, falla cuando planteamos la siguiente pregunta: «¿Y quiénes somos?»
Hanna Arendt, 1958

La condición humana supone una noción especialmente ardua de definir quizá por su carácter de idea-horizonte, esto es, que la expresión no alude a una cuestión que pueda tenerse más o menos a la mano, sino que fuga, vertiginosa, hacia delante de nuestro entendimiento.
Algunos arquitectos de hoy necesitamos un humanismo que nos guíe la razón pura, la razón práctica y, sobre todo, la capacidad de juzgar y obrar. Pero, ¿qué humanismo? Porque no se trata de introducir, solapadamente, una metafísica del ser humano, ni una idealización pura, ni rescatar algún odre viejo de la tradición. Lo que necesitamos es un humanismo tan realista como resignado.
Tal humanismo es un saber del der humano tal cual luce y resulta en la actualidad. Ni más ni menos. Ni el de ayer ni el de mañana. El ser humano, aquí y ahora, como uno con su circunstancia: hijo de su tiempo y de su historia, tan verdadero cuanto inteligible.

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