Las actividades que dan lugar a las distintas dimensiones corporales del habitar (VII) Declinaciones


Jake Borden

El ser humano, pues, se emplaza enhiesto en el horizonte a la vez que constituye, en sí mismo, un umbral entre el advenimiento al que enfrenta y a la declinación que deja atrás.
La vida ya vivida fluye hacia las regiones que se abisman tras el horizonte y hacia atrás, hacia las simas de la memoria y el olvido, hacia las sombras de la muerte. Pero no se pierde. Acecha el umbral y sobrevuela los sueños. La vida vivida debe dejarse atrás, que es el lugar apropiado a su peculiar condición. La vida vivida no se echa atrás por su propia vocación sino con una actividad persistente que la arroja allí.
Porque con las declinaciones también se vive. Siempre que nos vigilen la espalda. Siempre que habitemos de espaldas a la vida ya vivida

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