Hay una proximidad de significados casi coincidente entre habitar y existir.
Si existir es ser de un modo delimitado y definido, real o de hecho y un modo de ser propio del hombre (Abbagnano, 1961:485), entonces es difícil caracterizar diferencialmente el habitar. Sin embargo, existe una especificidad espaciotemporal en el habitar que no tiene necesariamente el existir, del que se pueden concebir otras dimensiones ontológicas. Habitar es existir, por cierto, pero constituyendo plenamente un lugar que contiene la presencia como situación y acontecimiento.
Habitar supone necesariamente existir en tanto ese existir tiene lugar.
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