Es necesario contemplar el habitar como hecho, pero también interpretarlo como signo.
Es que el habitar es un hecho vincular, social y cultural, entre sujetos complejamente configurados y lugares no menos complejamente articulados. La teoría del habitar, entonces, no puede ser quizá otra cosa que una tentativa hermenéutica que indague no sólo con la observación de las conductas situadas del hombre, sino que escudriñe en el sentido que éstas adopten para los sujetos involucrados.
Así entonces, nos encontramos tanto con una epistemología compleja, tanto con una mirada antropológica no menos compleja, que nos demanda contemplación científica e interpretación humanista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario