Marie
Bashkirtseff (1858- 1884) Con el libro
(1882)
No se
necesita nada más que una pequeña pirámide de base rectangular, cuidadosamente
posada sobre una mesa para concentrarse en su eje. Allí en el interior de
nuestro cuerpo, tras los ojos, anida el vértice superior. La pirámide —vista de afuera— es modesta; la pirámide
—vista de adentro— es tan vasta como
el mundo mismo.
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