El confort. Aspectos estéticos


Anders Zorn (1860 – 1920) En la hamaca (1882)

¿Qué es el confort? […] La respuesta más sencilla sería que el confort se refiere únicamente a la fisiología humana: sentirse bien. Eso no tiene nada de misterioso. Pero no explicaría por qué, aunque el cuerpo humano no ha cambiado, nuestra idea de lo que es confortable difiere de la de hace cien años. Y la respuesta tampoco consiste en decir que el confort es la experiencia subjetiva de la satisfacción. Si el confort fuera subjetivo, cabría esperar que hubiera una mayor diversidad de actitudes al respecto; por el contrario, en cualquier época histórica determinada siempre ha existido un consenso acerca de lo que es confortable y lo que no lo es. Aunque el confort es algo que se experimenta personalmente, cada uno juzga el confort conforme a normas más amplias, lo cual indica que el confort puede ser una experiencia objetiva.
(Rybczynski, 1986)

En nuestra actual civilización, en donde impera el más frenético consumo de mercancías, la apariencia ilusoria de confort se impone sobre la verificación fáctica de éste.
Larga es la lista de enseres y dispositivos que se ven confortables mucho antes de poderse verificar en los hechos esta condición. Y consiguen persuadirnos de sus aparentes prestaciones por encima de nuestra propia evidencia en carne propia. Es por ello que una adecuada y pertinente teoría del confort debe aportarnos herramental para saber distinguir la auténtica emergencia de éste de toda forma de ilusión.
Y recíprocamente, deberemos adecuar nuestra sensibilidad para percibir la buena forma necesaria de todas aquellas cosas que nos harán, en el futuro, la vida más llevadera.

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