La ciudad como espacio de
concentración humana fue un lugar privilegiado para la fundación del
capitalismo primero como lugar de acopio y transacción de bienes materiales,
luego a partir de la producción de mano obra de procesos tecnificados, la ciudad
se convertía en una fuerza productiva más por cuanto servía de soporte tanto a
las condiciones generales de la producción y de la circulación del capital como
a las condiciones de la reproducción de la fuerza de trabajo. Así visto, la
ciudad no más que el sistema espacial a través del cual se desenvuelven los
procesos de producción, circulación y consumo que necesitan de un soporte
físico para tener lugar. En tanto soporte adquiere un valor de uso específico,
que surge de la articulación de todos ellos y es diferente de cada una de las
partes que lo componen. A pesar de los cambios que ha podido sufrir el sistema
económico global, la ciudad sigue siendo un lugar exitoso y privilegiado para la
reproducción de las condiciones de la vida, desde el trabajo y la vivienda
hasta la producción del conocimiento. En este contexto el negocio inmobiliario
es uno de los motores fundamentales del siglo XXI, más allá de su indiscutida
responsabilidad en la detonación de la actual crisis del capitalismo global.
Cristina
Fernández Ramírez, Eva García Pérez, 2014
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