La contemporaneidad es, pues, una
relación singular con el propio tiempo, que adhiere a este y, a la vez, toma su
distancia; más exactamente, es esa relación
con el tiempo que adhiere a este a través de un desfase y un anacronismo. Quienes coinciden de una manera demasiado
plena con la época, quienes concuerdan perfectamente con ella, no son
contemporáneos ya que, por esta precisa razón, no consiguen verla, no pueden
mantener su mirada fija en ella.
Agamben,
2009
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