Walter Astrada
En el
submundo de las organizaciones regidas por astutos gerentes y otros
tecnócratas, todo parece estar precisamente previsto.
Tal
como sucede en ciertas arquitecturas concebidas por superhéroes, la vida se
encarga, obstinada, de desmentir toda suposición. Allí donde hay vida, hay
ruido, hay fricción, hay insuficiencia de presupuestos.
Algún
día habrá tanto arquitecturas como organizaciones donde la vida humana marque,
desde el principio, su impronta vehemente.
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