Las zonas de reserva del habitar (VIII)



Alex Majoli (1971)

Los seres humanos, seres liminares, nos complacemos sistemáticamente en proliferar límites y fronteras según reglas de juego.
La principal fuente de tales reglas de juego la constituye el sistema socioeconómico que adoptamos. Según el que nos rige, los consumidores intensivos son bienvenidos al juego sofisticado de lo que se suele denominar turismo. El mismo sistema sobreabunda en restricciones ante los desesperados que buscan transitar las fronteras implacables que separan la pobreza de la sobreabundancia.
Debido a ello, el sistema opera gratificando a todo aquel que cuenta con el capital de poseer en buena medida de un lugar propio al que volver, mientras que inflige todas las sevicias posibles a quienes carecen, sobre todo, de retorno.
Es un mundo tan maravilloso como aterrador.

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