Las
operaciones fundamentales sobre el lugar se manifiestan ya como
ensanchamientos, ya como constricciones.
Quien
ensancha, dilata, amplía y aumenta. Dado un tamaño se le engrandece por ensanches
y se le minora por constricciones. Quien ensancha agranda y desahoga, libera.
Quien constriñe, por el contrario, estrecha y apiña, encoge.
Por
eso todo ensanche se asocia moralmente con la liberación y con el engreimiento,
incluso. Por su parte, la moral del que estrecha angosta y angustia.
Quién
pudiese, en arquitectura, ensanchar en todo lo posible los lugares a la vida,
si no fuera porque la economía nos impone crueles constricciones.
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