La
construcción histórica del sujeto origina, en el sistema de lugares, un ámbito
y una articulación de éste con respecto al resto: el ámbito íntimo y la
articulación de su privacidad.
Como
existente, el ser humano constituye de suyo una situación o emplazamiento y un
acontecimiento. Lo que corre conjunto a la conformación del sujeto es la
identificación de la persona con un ámbito que deja de ser próximo y pasa a ser
propio. Ese ámbito tiene determinaciones espaciales, temporales e informativas
apropiadas históricamente por el sujeto y defendidas de intromisiones extrañas
por la membrana o cerramiento de la privacidad.
En cierto modo, la
privacidad constituye una arquitectura de la intimidad personal.
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