Habitante cultivado


No se preconiza un aplicarse a antiguos ritos mágico-medicinales, por cierto.
Se trata de armarse de paciencia y de cultivar el propio objeto y sujeto de estudio. En efecto, el habitante se hace más que nace, con lo que conviene cultivarlo en condiciones controladas. Esto de cultivarlo tiene dos aspectos: en tanto sujeto, el habitante crece, se desarrolla y se forma como tal mediante autodomesticación, (que, desde el magisterio de Ralph Linton, sabemos que es un designio específicamente humano); por otro lado, en tanto objeto de investigación, también crece, se desarrolla y se forma como figura cognoscitiva. Es de desear una correlación razonable entre ambos procesos que se tienden recíprocos.

Nos volvemos cultos, en un sentido particularmente estricto del término, tanto investigado como investigador. Es un juego de ganar-ganar.

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