Peter Paul
Rubens (1577 – 1640) El juicio de Paris
(1599)
Se ha
dicho ayer: en el cuenco de la mano se
comienzan a producir las cosas bajo la especie de una muy especial
significación.
La
cosificación ha sido denunciada por su aplicación impropia y abusiva. Es
momento de rescatarla en sus instancias auténticas. Un objeto deviene una cosa
y esa cosa se abisma en significaciones. La cosificación es la transformación
significativa de un objeto aprehendido y considerado en una entidad peculiar a
título de bien y signo.
Repasemos
el relato del Juicio de Paris: Eris, el alma de la discordia, puede arrojar una
manzana dorada con la inquietante misión de destinarla a la más hermosa de las
diosas. Con el andar de la historia, esta cosa es el signo de un juicio tanto
como su entrega a Afrodita constituye un contrato signado entre las diosas y el
pobre, irreflexivo y elemental mortal que no sabe que recibirá sobre sí el
justo pago por su acto de fe.
Las
cosas, a título de dones, circulan trágica y frenéticas yendo de mano en mano:
en sus tránsitos y transformaciones nos vemos envueltos en esa cosa que a veces
llamamos mundo, a veces historia.
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