Virna Haffer
(1899-1974)
El
lugar puede contraerse dichosamente a una sutilísima membrana que, no obstante,
separa a Uno de Otro sin que puedan nunca confundirse.
La
dimensión erotópica del lugar es aquella que sabe de afectos que aproximan
tanto como de los que separan a los sujetos. Es aquella que modula las esferas
interpersonales que tanto interesaron a Edward Hall en su proxémica. Es aquella que recorremos siempre con una peculiar
intensidad de sentimientos y estremecimientos de todo el cuerpo.
Es de
lamentar que una erótica del lugar sólo se practique, en la actualidad, con más
pasión que conocimiento de sí. Porque si esto último llegara a suceder, la
arquitectura dominaría una magnitud de suyo la más seductora.
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