Evelyn Hofer
(1922-2009))
Llamamos erototopo al campo o
dominio de deseos insular-humano, porque el deseo erótico ofrece el paradigma
de cómo la competición afectiva en los grupos estimula y controla, a la vez, la
vida del deseo de quienes viven juntos. El dominio erótico se pone en tensión,
en tanto que los grupos, por contante autoirritación subaguda, producen una
especie de atención suspicaz-concupiscente a las diferencias entre sus
miembros. De ahí surge un fluido de celos, que se mantiene en circulación y
flujo por miradas inquisitivas, comentarios humorísticos, maledicencias
desacreditadoras y juegos competitivos rituales.
Sloterdijk,
2004
Mientras
que el ardor reduce las dimensiones del lugar propio a su mínimo apasionado,
todo el resto del mundo se aleja a una circunstancial ajenidad.
Los
amantes sólo tienen sus cuerpos para sí y dan las espaldas a todo lo demás.
Esto pone a los afectuosos en un estado de indefensión relativa que hace que
busquen rincones propicios al retiro discreto. Todo principia por tomar
distancia de intrusos y buscar abrigo
con lo que nos queda de Naturaleza.
Después
es asunto de laberintos y alcobas, jadeos y susurros y tanta vida por vivir.
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