Luis Benito
Ramos (1899-1955)
Desde
que nos erguimos sobre nuestros pies y con ello habitamos el horizonte, nos
asedia una expectativa sobre aquello que vendrá más allá de esta línea que
separa la tierra del cielo.
Esa
atención sobre lo que vendrá se nos vuelve constitucional y así vamos por el
mundo: escrutando los signos del horizonte, prospectando la sima alethotópica,
esto es, la fuente del desocultamiento (aletheia,
en griego) que tanto ocupó en su hora a Heidegger.
Y
vivimos mirándonos a nosotros mismos en ese punto del horizonte, porque cada
uno es, precisamente, lo que vendrá.
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