Giuseppe
Barberis (1840- 1917) Monumento a
Garibaldi en Como (1896)
De la
conquista del hábito de la bipedestación ha resultado una importante deriva de
sentidos en lo que refiere a la dirección vertical del lugar.
A
partir de allí, los más diversos personajes no han hecho otra cosa que marchar
esforzadamente hacia lo alto, lo eminente, lo sobresaliente. Es que allá en lo
alto habitan lo importante, lo trascendente, y lo heroico que nos vuelve
vecinos de los dioses, los que siempre están más allá. Ya mantenernos meramente
en pie supone un esfuerzo que se agudiza con la edad: nuestro antagonismo con
la fuerza de gravedad es épica.
Por
ello es comprensible que la soberbia nos impulse a construir altas torres,
cuando no pedestales, ambas costosas formas de conquistar la altura moral, allí
en donde el aire circula con más énfasis y convenientemente alejados de la
miseria postrada.
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