Kester (s/d) Trono de armas (s/f)
En todo el mundo hay monumentos
al soldado desconocido, y el Trono de armas se enmarca en esa misma tradición.
Es un monumento a todas las víctimas de la guerra civil de Mozambique y un
registro de los crímenes cometidos contra todo un país; de hecho, contra todo
un continente. Y es también —lo que resulta algo más inusual para un objeto tan
conmemorativo— una obra de arte que nos habla de esperanza y determinación. El
Trono de armas trata en igual medida de la tragedia humana y del triunfo
humano.
Neil
McGregor, 2010
Esta pieza me parece que tiene
un patetismo muy especial precisamente porque se ha hecho en forma de silla. Al
hablar de sillas, hablamos de un objeto cuya forma es un reflejo de la del
cuerpo humano, y cuyas partes —brazos, patas, respaldo…— se convierten casi en
una metáfora de las de las personas vivas: brazos, piernas, espalda… Así pues,
hay algo particularmente inquietante en una silla hecha de armas diseñadas
expresamente para mutilar brazos, espaldas, piernas o pies.
Neil
McGregor, 2010
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