Frank Herfort
(s/d)
Cuando
a la ciudad se le inflige una decidida y ensañada explotación del suelto, los
agentes hegemónicos del mercado inmobiliario se dedican a un juego de
estrategia.
Se
disputan posiciones, tal como si de un ajedrez se tratase. Los lugares mudan de
valor económico según qué piezas inmobiliarias se desarrollen (o no) en cada
emplazamiento, volviendo a la población urbana en majadas transportadas
sucesivamente de emplazamientos según la dura ley del valor del suelo.
Así, la
urbanización especulativa gana terreno a la ciudad histórica, esa entidad en
instancias de dilución en la que creemos vivir de momento.
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