Tanto
los cuadros como las fotografías que tienen por tema la arquitectura la
muestran desprovista de gente.
Parece
que la figura humana molesta a la percepción de la obra arquitectónica, toda
vez que se la tiene por un fetiche. La arquitectura se vuelve un fetiche cuando
se la reduce a la edificación. Por esta razón, en este blog se prefieren las
imágenes que muestran la gente en su lugar, para reflexionar, no sólo sobre la
obra construida, sino por la existencia humana allí donde el artista la ha
sorprendido.
La
arquitectura sin presencia humana es una magnífica vacuidad.
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