Definición
1. Manifestación
fundamental de la condición humana, que puebla con presencias e identidades
ciertos lugares determinados de la tierra y resulta de una acción de
apropiación específica, a la vez que es fruto de una operación productiva del
propio lugar. ║ 2. Conducta humana desarrollada en los lugares, observable como
hecho e interpretable como signo. ║ 3. Práctica social que aúna unas teorías o
representaciones del poblamiento del lugar con la acción social. ║ 4. Una
actividad social de producción que crea y recrea lugares.
Pertinencia
Toda teoría tiene un
compromiso fundamental en la definición y caracterización conceptual de su tema
principal. La instancia de la definición de habitar, en este contexto, supone,
a la vez, una precisión en el sentido de los términos utilizados, toda vez que
estos y sus significados proyectan sobre el hecho o entidad referente,
configurando de esta suerte una específica conceptualización. En segundo lugar,
una definición importa el señalamiento de un programa de investigación, toda
vez que configura objetivos y metas para el discurrir. Por último, una
definición de esta naturaleza conforma un determinado marco conceptual
explícito y, por ello, sujeto a escrutinio crítico y autocrítico.
Comentario
Se parte de la
consideración fundamental de la actividad de la habitación como consustancial a
la misma condición humana. Ser un humano implica, de suyo, habitar lugares de
un modo universal, concreto y bajo modalidades variables y específicas tanto de
los sujetos como de los lugares.
Como objeto de
indagación antropológica, el habitar es tanto una conducta humana observable y
describible así como interpretable en carácter de signo.
También puede y debe
ser considerada una práctica social, esto es, un ethos objeto pasible de examen tanto ético como político social.
Como práctica social, el habitar comprende tanto la concepción, el proyecto, la
construcción y la implementación, toda vez que articula ciertas
representaciones con acciones prácticas para instrumentarlas.
Asimismo, cabe
legítimamente tratarla en su indagación específica como actividad social de
producción, en tanto los lugares no son, de suyo, disponibilidades físicas en
el ambiente, sino que se construyen con la presencia humana y su facultad de
transformación material y energética que opera en interacción con el ambiente.
Ilustraciones
Santiago Rusiñol (1861- 1931) El alojamiento de Erik Satie (1891)
El habitar a veces se constriñe a un elemental alojamiento. Es preciso
acercarse todo lo posible al calor del hogar y disponer, al menos, de un
espejo.
Anna
Bilińska-Bohdanowicz Mujer bretona en el umbral (1889)
Ese delicado instante en que se traspasa el umbral entre el trabajo
campesino puertas afuera y la labor doméstica puertas adentro. Si bien le
aguarda apenas una faz de la misma existencia ajetreada, se la ve contenta al
volver a su casa.
No es para quedarnos en casa que hacemos una casa
Juan Gelman
Albert Edenfelt
(1854-1905)
Mujeres de Ruokolahti fuera de la Iglesia (1887)
No hacen falta muros ni cubiertas para construir un lugar: basta que
converjan las miradas y las voces. El lugar, por cierto, tiene género.
Véase
también
Lugar, Teoría del habitar
Las pinturas que nos ofrece son realmente una maravilla y en su caso bien vale repetir el tópico tan manido que una imagen vale por mil palabras en cuanto al hábitat y su objeto de estudio.
ResponderBorrarEn estos casos, al menos en los tres primeros, es bueno destacar y señalar que son imágenes modernas ya, y en las que se nos muestra individuos solos habitando un lugar, algo que para nosotros es normal no lo ha sido habitualmente en la historia de la humanidad en la que un solo techo y paredes albergaba a varias personas y animales juntos casi sin discriminar. La historia de la arquitectura también refleja la conquista de la privacidad.
Saludos.
Muchas gracias por sus consideraciones. Y son muy ciertas sus observaciones. Me cuesta algo encontrar imágenes que muestren, a la vez, a la arquitectura con la gente que la habita. Recuerdo vagamente un cuadro de un comedor campesino que muestra cómo, a través de esas puertas que pueden ser abiertas por su mitad superior, aparece un caballo que comparte la comida con los comensales. La buscaré y le dedicaré un artículo ad hoc. Eso sí, aparecerá recién en mayo, dado que he programado hasta ese mes todas las entradas.
ResponderBorrarDe nuevo gracias y saludos calurosos desde Uruguay.