Una
teoría del habitar no puede conformarse con elucubrar genéricamente con el
sujeto habitante como figura, sino que debe abordar los habitantes concretos.
Los
habitantes concretos tienen importantes particularidades diferenciadoras.
Tienen un sexo propio que hace que las proyecciones sobre el sitio y la
configuración concreta de los lugares sean diversas. Los espacios tienen
género, pues. Desde otro punto de vista, también se diferencian por su edad:
niños, adolescentes, adultos, ancianos. Según las edades, buscamos cosas
diversas en nuestro ambiente y en su acondicionamiento de los lugares se
diferencia nítidamente. También existen diversas especificaciones radicadas en
las diferentes capacidades sensoriales y motoras.
Cuando
la teoría se desarrolle, deberá especificarse en la diversidad de los sujetos
habitantes.
En efecto, y estas circunstancias radicales pueden ser personales o de toda una comunidad.
ResponderBorrarNo he visitado todavía Uruguay, pero me enamoré de Montevideo a través del cine, concretamente en dos películas: “El lado oscuro del corazón”, de Eliseo Subiela en la que el protagonista va constantemente de una ciudad a otra, de Buenos Aires a Montevideo, y en “La Peste”, de Luis Puenzo, basada en la novela de Albert Camus y creo que rodada en las dos ciudades.
En las dos películas se dan dos situaciones del habitar radicales. Una, el habitar durante un largo periodo y a intervalos en el barco y en el paisaje marítimo que hace el trayecto entre los dos destinos. La otra, el habitar en una ciudad aislada de sus límites físicos. En un caso en tierra de nadie, en el otro en tierra rodeada, excluida, un gueto, un lugar contaminado e inquietante.
Los vínculos entre el cine, la arquitectura y el habitar son indudables. Seguramente usted me puede recomendar algún otro film que retrate bien el rostro y el palpitar de su ciudad.
Bueno, apurado por las circunstancias puedo recomendarle unos pocos films. Usted sabrá que la filmografía uruguaya no es muy abundante.
ResponderBorrarMontevideo, la capital y Piriápolis (un balneario del este) se dejan retratar, en sus aspectos más melancólicos en "Whisky" (No se trata de la bebida espirituosa, sino de la palabra que deben pronunciar los fotografiados con el fin de resultar sonrientes, cosa algo difícil por aquí.)
Por su parte, mi ciudad natal, San Carlos (pequeña ciudad en el este del país) aparece en el film "Mal día para pescar", basado en un cuento de nuestro gran Juan Carlos Onetti. La gracia es que el cuento se ambienta unos 60 o 70 años antes, mientras que la ciudad se ha dejado fotografiar apenas ayer ¡Y se conserva bastante bien para resultar una locación convincente!
¡Muchas gracias! intentaré localizarlos. Por supuesto que en los relatos y novelas de Onetti uno puede adivinar su país, aunque siempre esté bajo la máscara de Santa María.
ResponderBorrarLo que he intentado decir en mi comentario es que circunstancias intensas o extremas hacen habitar fuera de la condición de género o edad, sólo como simples humanos perdidos o nómadas, o cercados por la fatalidad, y que en tales casos se dan los lugares propicios o inevitablemente levantados.
Adjunto el enlace a un ensayo fotográfico de la artista uruguaya Verónika Márquez. Un retrato de Montevideo posando en ella junto a su alter ego. Espero que le guste:
ResponderBorrarhttp://www.veronikamarquez.com/works/montevideo
He visitado el sitio que me ha recomendado y me ha resultado curioso. Una uruguaya que vuelve a su ciudad y se toma fotografías, que a primera vista parecen fotos típicas de aficionado turista y luego, se comprueba que están compuestas con una sensibilidad y talento superior a la media. Supongo que la compatriota puede, con la distancia, contemplar con nuevos ojos su solar natal.
ResponderBorrarRealmente, vuestro aportes me resultan estimulantes, ya que me acercan libros, films y sitios en la red de una forma tal que es un placer. Gracias por ello.