El salón Elgin
en el Museo Británico (1937)
Hubo
un personaje fascinado por el valor estético de los componentes de la
arquitectura clásica griega. Dado que su visión era tan cosificadora, como
ilustrada y esteticista, no tuvo mejor idea de extraerlos —vaya uno a saber con
qué métodos y procedimientos— y exportarlos a su patria natal.
Hoy
es una demostración flagrante de barbarie cultural, arquitectónica y estética.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario