Sobre las cubiertas

La cubierta es la cabeza de la casa; y, puesto que se halla entre su ocupante y el cielo, es también el sustituto de éste en el pequeño mundo de quien la habita.
(Rikwert, 1987)

Quizá sea por ello que perduran tanto en la gráfica infantil como en los imaginarios sociales los casi inevitables techos a dos aguas. Quizá porque los arquitectos no dedican tanta atención a la terminación superior de los edificios (¿Quién, que no sea arquitecto, mira hacia lo alto?), los remates horizontales suelen resultar mezquindades de la imaginación y el presupuesto.

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