Al
cuerpo le corresponden dos importantes capacidades: la facultad de identificar la localización en el
espacio y en el tiempo y la facultad de orientar
su propia experiencia vital de la habitación del lugar.
El
uso de estas facultades hace posible, antes que determinar la configuración
particular del lugar, indicar dos instancias fundamentales: aquí y ahora. Con
la indicación no se designa ciertamente el lugar, pero se señala su origen el
espacio y en el tiempo.
Aquí y ahora,
indicaciones posibles por la existencia del cuerpo, señalan el punto de origen
de cualquier lugar y, lo que es tan importante como lo anterior, permiten
hablar del lugar, en su condición fundamental.
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