Varias
veces se ha intentado forjar una ciencia propia y específica de la
arquitectura.
Se
afirma frecuentemente que los arquitectos sabemos de muchas cosas en general y
de pocas en profundidad. Hay quienes dicen que lo que el arquitecto debe
dominar cabalmente es la tecnología de la construcción. No faltan los que se
han esforzado en sistematizar metodológicamente el proceso de diseño. Tampoco hay que olvidar a los que han especulado con una
suerte de arquitecturología, por más
que suene algo ridículo.
Aquí se tiene una gran esperanza que una Teoría del
Habitar propicie la emergencia de una ciencia antropológica que constituya un
fundamento riguroso a una arquitectura del futuro.
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