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El signo del reflejo en el agua

Hermann Corrodi (1844–1905) A la vera del río (s/f)

Yo que sentí el horror de los espejos
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos

sino ante el agua especular que imita
el otro azul en su profundo cielo
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita

Jorge Luis Borges
Hay un suceso capital en el devenir de la historia humana del habitar: advertir la propia presencia en el reflejo que nos devuelve la evidencia que constituimos un lugar.
Nos identificamos a la vez que conocemos nuestro lugar. Narciso sucumbió ante este encantamiento, mientras que a Jorge Luis Borges le infligió un horror del que no se libraría ni con el exorcismo de la poesía. En todo caso, hay en el mundo ciertas mágicas entidades a través de las cuales irrumpe la revelación que estamos de un lado del mundo.

Quizá haya sido precisamente el lugar en donde experimentamos tal epifanía es el lugar originario desde donde parten, raudas e incesantes todas las dimensiones del espacio y el tiempo.

Signos: I. Identidad

Anders Zorn (1860- 1920) Reflejo (1889)

La fotografía es el advenimiento de yo mismo como otro: una disociación ladina de la conciencia de la identidad.
Roland Barthes

Hay visiones que inauguran.
Una de ellas es la comprobación de nuestro reflejo que revela la condición de estar aquí, antes que revelar los pormenores del semblante. Esta visión inaugura, a la vez, la autoconciencia y la condición de habitante, nada menos.
En efecto, la plena autoconciencia sólo puede revelarse en la percepción de la propia figura proyectada conjuntamente con nuestro entorno próximo. Por otra parte, esta autoconciencia está fundada en el reconocimiento efectivo de nuestra situación frente a la representación por parte del reflejo.

Comprendemos en ese instante que somos y estamos aquí, son expresiones diferentes de una única condición.

Identidades trashumantes

Hace algún tiempo comentamos con María Alonso la relación entre la identidad y el arraigo.
Antaño, esta relación era fuerte y dominante: todavía hoy asociamos estas dos ideas como si fuesen inmediata y mutuamente inferibles una de la otra.
Pero hoy es preciso considerar la intensa movilidad de las personas, tanto en las ciudades hasta en el traspaso frecuente de fronteras nacionales. Ahora es frecuente que abandonemos nuestra aldea natal para irnos afincando en diversos lugares, cada vez más distantes entre sí.

Por ello creo, de acuerdo con María, que debemos considerar las contemporáneas identidades trashumantes, que encuentran, aquí y allá, diversos lugares que reciben felizmente nuestras andariegas identidades.

Para entendernos mejor, hoy: Identidad

Definición
1. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad proyectados en un lugar que los caracterizan tanto a sí mismos como frente a otros ║ 2. Función que tienen los lugares habitados de ser portadores de rasgos que resultan diferenciadores y caracterizadores de sus habitantes.

Identidad

La antropología comienza a considerar con alguna atención científica la constitución efectiva de lugares, a través de la observación de éstos como representaciones culturales.
Cabe entonces distinguir los sitios (físicos) de los lugares (representaciones culturales). A través de la representación social del lugar, las gentes configuran vincularmente su identidad en referencia a determinados rasgos de los sitios físicos que efectivamente habitan. Estas representaciones confieren un sentido a la distribución social espacial de los habitantes (el sistema relativo de lugares que las personas organizan entre sí) y también confieren significado a la articulación entre la figura del orden cósmico y la organización de las cosas del vivir.

Habitar es, entre otras importantes determinaciones, la acción de proyectar en el sitio físico la contextura de identidad propia de los sujetos que pueblan el lugar

Cultura tectónica

Una cultura tectónica determinada se desarrolla en la plenitud de la interacción entre una comunidad y las concretas circunstancias de tiempo y lugar.
De este modo, las producciones efectivas son expresión superior tanto de la identidad de quienes habitan tanto como de las condiciones ambientales que se verifican en su sitio. Si bien son siempre manifestaciones contingentes, asumen un específico valor histórico vinculando sus condiciones de origen con las proyecciones al futuro: por ello, las producciones más destacadas se distinguen tanto de las inercias de la tradición así como de la innovación antojadiza. En este nivel de valores, los productos de la cultura tectónica trascienden los mecanismos del consumo, volcándose hacia una genuina consumación en la vida de las culturas que las originan.