Mostrando las entradas con la etiqueta Camino. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Camino. Mostrar todas las entradas

Pausa a la vera del camino


Tom Wood (1951)

La imagen de la fotografía merece ser examinada en todos sus detalles.
¿Cuáles son las condiciones materiales, sociales y humanas que hacen posible que una señora pueda tomarse de tal modo una pausa en su camino? Sólo si el paisaje le es propio, esto es, legítimamente apropiado en los dos sentidos del término: por ser adecuado y por identificarse con su locataria, sólo así es posible tal escena. Todo el paisaje es seguro, tan seguro que la señora puede tomarse una breve siesta, si lo desea, sin que tema ser importunada por una presencia hostil. Por otra parte, el personaje referente está en paz consigo misma, un estado espiritual que no es frecuente experimentar en este nuestro mundo atribulado.
Viviríamos en un mundo mejor si cada uno de nosotros pudiera proponerse una pausa así a la vera de nuestro camino.

Tránsitos

Nino Costa (1827- 1903) Camino en la llanura (1890)

La arquitectura moderna se ha ensañado particularmente con el habitar propio de los tránsitos.
Las amplias y ceremoniosas galerías se redujeron a angostos y despoblados pasillos, las calles se abandonaron al abuso de las bestias automotoras: los tránsitos se reducen ahora a circular.
De esta manera el profundo sentido vividero del andar, de la errancia cadenciosa, del paseo gozoso. Ahora se reduce todo a vencer en línea recta y con la mayor velocidad la mera distancia entre dos puntos.

El problema es que si soslayamos el sentido de la marcha, a la vez nos sumimos en la insignificancia de nuestra propia existencia cotidiana.

Patrones (II) Sendas

John Atkinson Grimshaw (1836- 1893) Enamorados en un bosque (1873)

En cierta forma, la vida es una larga marcha siempre dirigida a un punto inalcanzable del horizonte.
Por eso, el lugar habitado, por excelencia y desde mucho tiempo, no es otra cosa que una prolongada senda. Lo que sucede es que prestamos mayor atención y reflexión a la demora en las estancias y a los incidentes en ciertos cruces de camino
Una senda es un patrón de habitar de una peculiar, primitiva y arcaica constitución. Es mucho más que un mero expediente para unir dos puntos distantes.

Por ello, una senda merece ser vivida con un profundo sentido del valor de las errancias.

Precedencias

Thomas Fearnley (1802- 1842) Paisaje con excursionista (1830)

Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.
Antonio Porchia

Habrá un tiempo futuro en donde se tendrá por obvio y asumido que el ser humano precede a los lugares que habita.
Así, es el caminante el que origina y precede el camino.
Es el observador el que origina y precede al paisaje.
Es el habitante el que origina y precede a la arquitectura habitada.

Porque el camino no existe sin la marcha, ni el paisaje sin su fruidor, ni la arquitectura sin su locatario. Así de simple.

Habitar distancias

Hugo Mühlig (1854–1929) Las casas medievales de entramado de madera (1929)

No te olvides del pago
si te vas pa' la ciudad
cuanti más lejos te vayas
más te tenés que acordar.
Alfredo Zitarrosa
No siempre habitamos en recintos definidos: también habitamos según centros de referencia, por lejos que puedan quedar.
Habitamos unas memorias de lugares, tránsitos y trasposición de umbrales. Habitamos lugares ensanchados en el espacio y en el tiempo. Habitamos redes de vínculos.
Habitamos lejos, a veces, de nuestros lugares originarios, pero siempre habitamos la distancia que nos separa de éstos. En cierto modo, siempre estamos en un mismo camino. Y cargamos con mochilas y mapas.
Habitamos ciertas afiliaciones, ciertas tradiciones. No abandonamos para siempre las aulas donde hemos aprendido sino que habitamos la condición de aprendidos.

Y hay veces que una ráfaga sutil de lucidez nos revela desde dónde y desde cuándo hemos emprendido el camino.

Un paso más

Thomas Cole (1801- 1848) El peregrino al fin de su día (1847)


Hemos emprendido una larga marcha y eso que sabemos cómo se termina. No obstante, no dejamos de marchar.

Habitar la marcha

Desde que conseguimos erguirnos sobre nuestros pies y avanzar, no dejamos de marchar. Vivimos en marcha.
Generalmente se asocia el habitar con las imágenes del sedentarismo, esto es, en los instantes de parada entre marcha y marcha. Pero, de un modo fundamental, también habitamos marchando. Supone ejercer la dimensión primera de nuestro habitar. A la pura condición animal de semoviente, los mortales le confieren significados de progreso, de desarrollo, de consecución de metas siempre intermedias, hasta la extenuación de la muerte.

Hay todas unas actividades ordenadas según la dimensión de la marcha       —marchar, detenerse, avanzar, retroceder, entrar, salir…— que deben ser estudiadas en sus connotaciones existenciales.

Vocación de los caminos en el bosque

Johan Krouthén (1858- 1932) Camino en el bosque (1909)


¿Hacia dónde nos conducirá esta senda? Algo difícil de definir nos mueve los pasos.

Caminos

Adrien Lavieille (1848- 1920) Ruta de tierra (s/f)


Esto que aquí se aprecia es una mera posibilidad de tránsito. Será un camino sólo cuando lo atraviese el caminante.

Camino

Camille Pisarro (1830- 1903) El camino (1864)


Un patrón sencillo: una senda más o menos rectilínea bordeada de sendas filas de cipreses. Con los tránsitos se configura un simple y digno lugar habitable, que el pintor hace bien en guardar en la memoria.

Caminos

Esaias van de Velde (1787- 1630) Paisaje montañoso con viajero (1620)


Cuántos caminos han sido trazados por los jinetes mucho antes que por los ingenieros agrimensores. Constituyen las primeras trazas en el palimpsesto del territorio.