¿Una ciencia del habitar?

Vasiliy Sternberg (1818-1845) Retrato del  artista Vasilii Egorovich Raev

La ciencia es la estética de la inteligencia.
Gaston Bachelard

Mucho aprovecharía al ejercicio de la arquitectura la existencia plena de una ciencia del habitar.
Sin embargo, hoy que sólo podemos entrever su futura constitución en un horizonte histórico que tiene más la forma de una esperanza, podemos complacernos en la poética de las ambigüedades de lo poco conocido. De tanto en tanto, ciertas intuiciones y ciertas entrevisiones nos revelan promesas de felicidad futura en su contextura de factibilidades. Nos podemos dejar seducir por aquello que sólo atisbamos aún sin suficiente claridad. Parece que hay un equívoco valor estético en aquello que no termina de ser dilucidado.

Ojalá que el camino hacia la consecución de una ciencia del habitar no nos prive de la fascinación por esas primeras fantasmagorías del conocimiento en fase de incipiente desarrollo.

Suelos elevados

Heinrich Gottselig (1884- 1935) Paisaje (s/f)

Hay ocasiones en que los suelos se elevan acarreando consigo a sus moradores.
Y estos se complacen con las vistas sobre el paisaje circundante: disfrutan del dominio del mirador, se solazan en la eminencia, ponen el mundo ante su soberana consideración.

Los habitantes de toda terraza deberían agradecer especialmente el esfuerzo de estos suelos por abandonar su consabido hábito postrado.

Luces cautivas

Carl Vilhelm Holsøe (1863-1935) Luz de sol en una sala (s/f)

Hay una suerte de pequeña pero insustituible alegría en capturar una mancha de luz en el interior.
Constituye una entrañable presencia del Universo en nuestro rincón del mundo, un ardor apenas desmayado que se postra en nuestros muebles, un sutil estremecimiento en el sosiego de la sala.
Una mancha de luz nos revela la percepción de la feliz circunstancia de estar en un lugar resguardado del cosmos.


Crítica a la cosificación falaz en arquitectura

Giambologna (1529-1608) La arquitectura (1570)

Reducir la realidad de la arquitectura a la cosa construida constituye una cosificación falaz del sentido común.
El buen sentido, de suyo, es más cauto. Parte de una distinción entre construcción y arquitectura. La construcción es el arte de construir cosas, mientras que la arquitectura es una actividad social de producción de lugares. Y la clave es, en este caso, la verdadera naturaleza del lugar. Un lugar es una estructura que liga a un sitio físico con las personas que lo habitan. La arquitectura es una propiedad de esa estructura: el modo concreto en que se manifiesta como forma-con-contenido o relación de forma e implementación.

Por ello, la arquitectura del sentido común se agota finalmente en la obra construida, mientras que la arquitectura derivada del buen sentido recién se consuma cuando el habitante hace suyo su lugar.

Lo que aprendemos de los “sin techo”


How does it feel?
How does it feel to be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone
Bob Dylan

A los denominados “sin techo” les faltan muchas cosas, pero conservan su condición humana esencial. También habitan, a su modo.
Cuando no deambulan buscándose la subsistencia, buscan un lugar mínimamente resguardado del viento y de la lluvia. Acopian cualquier elemento con el que rodearse en una cápsula termotópica. Sitúan su sueño al abrigo de las acechanzas del frío de las madrugadas. Y persisten en una precaria sobrevivencia, hasta que los policías los invitan a marcharse de allí, según su suerte.
Falsa inocencia de las palabras: ¿Son “sin techo” o destechados?

¿Es gente a la que le falta un techo o es que provienen de un “techo” al que le sobró esta gente?

Hacia una teoría del confort (III)

Sergey Ivanovich Svetoslavsky (1857-1931) En el jardín (1900)

Lo que codiciaba era la fragancia de ciertas personas: aquellas, extremadamente raras, que inspiran amor.
Patrick Süskind

Los factores microclimáticos de confort tenidos en cuenta en la literatura arquitectónica sobre el tema omiten considerar algunos aspectos tales como el confort olfativo o confort osmótico.
Esto quizá se deba a que pueda considerarse que un arquitecto poco o nada puede hacer en este aspecto: las características olfativas del lugar parecería que son responsabilidad del habitante. Y se sabe, para el sentido común de los arquitectos, la arquitectura es aquello de lo que se ocupan en exclusividad los arquitectos profesionales.
En realidad, una buena práctica arquitectónica no soslaya sino pone en primer lugar aquello que hace el propio habitante por su lugar. Por otra parte, hay ocasiones en donde el propio arquitecto cuida de aspectos como el que nos ocupa en un cuidadoso acondicionamiento específico de jardines y patios.
La experiencia de visitar los jardines de la Alhambra y no sólo solazarse con los colores y texturas, sino también disfrutar con la inspiración, es singularmente atrayente.

Pero la mención a este aspecto debe hacernos reflexionar que, a efectos del confort debemos hacer centro en el ser humano como entidad sensible y valuadora de todos los aspectos del lugar que habita. En este sentido, aspectos como el aroma de un lugar son, indudablemente, aspectos insoslayables del confort. Y seguramente habrá otros.

Arquitectura del lado interior

Carl Vilhelm Holsøe (1863-1935) Madre e hijo en un comedor (1935)

Con un ojo busca en el mundo exterior, mientras con el otro busca en tu interior.
Amedeo Modigliani
Por lo general se considera la arquitectura desde su lado duro, coriáceo, casi inhumano.
Pero es porque no reparamos en el otro lado: el lado interior. Es el lado en que roza el cuerpo, la piel, el ánimo. Desde el lado de afuera, la arquitectura es un juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz, es cierto, pero, desde el lado interior, las cosas se dejan ver de otro modo. Allí hay membranas, tegumentos, tapices, túnicas, pieles. Allí hay formas vagarosas, palpitantes, vivientes.

Desde el lado interior es en donde se aprecia algo especial de la arquitectura: la propia vida de las personas que la habitan.

Conmovedor artículo de un gran escritor

Véase:
https://elpais.com/cultura/2019/05/15/babelia/1557930938_808757.html

La música en la casa

Pierre Auguste Renoir (1841- 1919) Joven con mandolina (1918)

El jarrón da forma al vacío y la música al silencio.
Georges Braque
Existen muchas maneras de medir una casa.
Hoy propongo considerar una especial dimensión que va desde el vientre del instrumento hasta el secreto escondrijo en donde se extinguirá el último de los armónicos. La reverberación de la música es una medida fundamental del lugar. Y en el medio exacto de esta dimensión estamos nosotros, pendientes.

Así de profunda puede ser una casa.

Marchas y andares

Marcha del Silencio en Montevideo ayer, 20 de mayo de 2019, Montevideo
Fotografía publicada en La Diaria.

No todo marchar es keep walking.

Información para extranjeros:
La Marcha del Silencio se realiza los 20 de mayo en Uruguay en memoria de los detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado durante la última Dictadura Cívico Militar en nuestro país. Los manifestantes se agrupan para marchar en silencio reivindicando memoria y justicia

Hacia una heurística de las demandas sociales (II)

El Dr. Sigmund Freud y su diván

Hoy más que nunca es forzoso construir una disciplina dirigida hacia la identificación y respuesta a las efectivas demandas del sujeto habitante.
Ya no es posible descansar en la mullida y falaz convicción de conocer necesidades de un sujeto que no ha sido inquirido a fondo. Lo que necesita el sujeto lo sabe éste mismo cuando consigue liberar su conciencia. Afectar conocer las “necesidades” humanas no es otra cosa que un ejercicio de un paternalismo abusivo o una falsa naturalización. Es imperioso bucear debajo del requerimiento expreso y racionalizado para dar con el deseo, la demanda, la solicitación oscura. Se impone dar oídos al soñador.

Hay que indagar en las profundidades del sujeto deseante y demandante: dejar hablar la voz íntima de su interior y… saber oír.

Excelente artículo que me permito recomendar

Véase:
http://manueldelgadoruiz.blogspot.com/2019/05/en-busca-del-espacio-perdido.html

Artículo recomendado

Véase:
https://www.santiagodemolina.com/2019/05/multiples-tacticas-de-arquitectura.html

El decoroso tocado de Lisboa

Lisboa desde el Castillo de San Jorge

Investigo con la imaginación.
Bernardo Soares (Fernando Pessoa), O Livro do Dessasossego


Lisboa recuerda a una mujer ya entrada en años pero hermosa y bien arreglada. Tanto que no se deja ver sin su decoroso y elegante tocado. Desde sus abundantes miradores, la venerable se aprecia impecable en sus tejados. Y el viajero se admira de ello, lamentando el espectáculo desastrado de nuestras montevideanas azoteas, territorio de olvidadas oxidaciones asociadas al paso de palomas y algún gato.

Hacia una teoría del confort (II)

Mary Cassatt (1844-1926) La lámpara (1891)

En principio, en torno a la idea del confort, se atiende a ciertos factores microclimáticos: higrotérmicos, acústicos y lumínicos.
Así se consideran asociadas variables tales como la humedad, temperatura y velocidad del aire en correlación con los períodos estacionales, el tipo de vestimenta y las modalidades de actividad corporal. El acondicionamiento higrotérmico pasivo y la climatización artificial suelen ser los recursos principales para asegurar un marco de condiciones higrotérmicas satisfactorias.
En lo que toca al confort acústico se suele tener en cuenta las intensidades de los sonidos, tanto los eventuales como los niveles de fondo. Se apela al acondicionamiento específico por el control de fuentes, las variables de absorción y reflexión, y a la aislación por cerramientos.
Por su parte, el confort lumínico atiende a la intensidad, distribución espaciotemporal y modulación de la luz, así como la luminancia diferencial de los elementos. Los recursos técnicos disponibles son el acondicionamiento pasivo de la iluminación natural y el diseño de sistemas artificiales específicos.

Todos estos factores de naturaleza microclimática se tienen como fundamentales en tanto afectan críticamente algunos sentidos. Sin embargo, no son los únicos que afectan el confort efectivo.

Hospitalidad

Jože Gal (s/d) Hotel Korotan (1961)

Posadas, hoteles, hostales cumplen una importante función social: ofrecen hospitalidad al pasajero.
Descansa y come, es el ofrecimiento fundamental. No se trata sólo de un servicio, en el sentido meramente economicista del término. Es una función que nos demuestra que somos humanos: somos hospitalarios con el Otro, lo recibimos, le ofrecemos cobijo y confortación.

Por eso, el principal elemento de la calidad de un hotel no radica tanto en la calidad puramente objetiva de sus lechos o comedores, sino en una afabilidad de una primera sonrisa que nos brinda la bienvenida.

Hacia una poética arquitectónica humanista (I)

Ilan Molcho Casa bereber, 2007

La arquitectura, vista como una disciplina social y humanista, ha sido desde el irrumpimiento de la modernidad víctima de un lento pero seguro desprendimiento de sus dimensiones espirituales y filosóficas. En su lugar, se ha dado paso a una actividad que obedece a los principios y razonamientos del mercado, regido éste por el capitalismo salvaje que caracteriza a nuestra época. Por lo anterior, esta gran disciplina ha terminado por ser disminuida a poco más que mercancía inmobiliaria, con un valor comercial y monetario fijo, pero sin fundamentos filosóficos convincentes que apoyen su existencia ni, por tanto, la labor creativa de los arquitectos.
Juan Luis Burke, 2011

¿Qué es esto de una poética arquitectónica humanista?
Se trata, en primer lugar, de la producción social de una arquitectura con vocación de vida1, esto es, una arquitectura que no se materializa en puras cosas construidas sino que se objetiva superiormente en las mejores relaciones posibles entre las personas y esas cosas construidas.
Asimismo, una poética tal, concebida como producción social, no se reduce a las formas excepcionales del talento creativo de ciertos profesionales, sino que es una expresión corriente de la cultura de toda una sociedad que contribuye orgánica y sistemáticamente a la consecución de su propia arquitectura.
Una poética tal, en síntesis, en la que no quepa la menor duda que es la condición humana la causa final de toda empresa arquitectónica.

1 La locución original es de Norberto Chávez

Donde se extenúa la ciudad

Ciudad Bolívar, Bogotá, Colombia1

A una hora del centro de Bogotá, se extiende el inmenso suburbio de Ciudad Bolívar, el más poblado de las 20 “localidades” de la capital, con un millón de habitantes. Casi todas las viviendas guardan vestigios de la autoconstrucción que caracteriza toda la zona. Llegando al barrio de Jerusalén, donde aparece un cinturón de cerros que marcan el límite de la ciudad, las viviendas son cada vez más pobres aunque casi todas están construidas con bloques. Los servicios parecen cada vez más precarios: sólo las calles principales, las avenidas, están asfaltadas; los comercios y el transporte público son más escasos ; la llanura va dando paso a cuestas empinadas. Estamos llegando a los suburbios de los suburbios.

Nuestras ciudades, tal como nuestras sociedades y nuestras economías, son entidades pujantes, dinámicas, vivientes. Por eso, todas ellas llegan a cansarse y extenuarse en algún confín.
Lo malo es que tras esos límites, sigue habiendo gente: al margen de la ciudad, de la sociedad, de la economía. O bien las ciudades, las sociedades y las economías se ensanchan, o bien salimos a buscar la gente de fuera y la reintroducimos. La vida humana es demasiado valiosa como para que nos sobre gente en nuestras ciudades, sociedades o economías.
¿Qué hacer?


Un mágico jardín con pinceladas de un cierto azul

Jardín Majorelle, Marrakech

En Marrakech, la mayoría de las construcciones están pintadas con un cierto color que intentaría definir como un agradable terracota claro.
Pero hay una excepción. La Maison Majorelle, convenientemente arropada por su jardín de plantas tropicales, luce un azul con derecho al nombre propio: blue Majorelle. Resulta una perla perfecta en la ciudad. Es un cierto cuerpo extraño, pero sólo allí podría haberse desarrollado y lucir con su esplendor.

A los pájaros y a alguna gente les complace particularmente este jardín.

Hacia una heurística de las demandas sociales (I)

Infravivienda en Zaragoza, España1

How many roads must a man walk down
Before you call him a man?
Bob Dylan

¿Por qué una heurística de las demandas sociales respecto al habitar?
Hay, por lo menos tres buenas razones:
·         Primero, porque ya es hora de inquirir en los sujetos de derecho a habitar, dejando de lado la interpretación política tradicional, la oferta empresarial y la propia del aparato tecnoburocrático del Estado. Hay que ir directamente a los sujetos habitantes, a sus deseos y necesidades auténticas.
·         Segundo, es necesario reparar que un simple procedimiento de encuesta pública puede arrojar resultados engañosos. No debe confundirse los requerimientos sociales, que son racionalizaciones alienadas, con las demandas, que obedecen a auténticas y entrañables pulsiones del deseo.
·         Tercero, porque las necesidades, los deseos, las esperanzas, los sueños de habitar deben ser los efectivos elementos motores del obrar arquitectónico, toda vez que se ponga a la arquitectura al servicio de la vida.


La vida, modo de empleo

Édouard Boubat (1923 - 1999) s/d

Los vecinos de una misma casa viven a pocos centímetros unos de otros; los separa un simple tabique; comparten los mismos espacios repetidos de arriba abajo del edificio; hacen los mismos gestos al mismo tiempo: abrir el grifo, tirar de la cadena del wáter, encender la luz, poner la mesa, algunas decenas de existencias simultáneas que se repiten de piso en piso, de casa en casa, de calle en calle
Georges Perec, 1978

Difícil no ceder a la extraña fascinación por entender cómo, en cada célula residencial se repiten unos y otros gestos recurrentes y, a la vez, mundos radicalmente diferentes se originan allí donde difieran apenas algunas coordenadas puramente métricas del espacio.

Así, en cada ventana al sol empieza cada mundo a ocurrir, silente y tumultuoso a la vez, mientras los postigos, los modillones y otros detalles tectónicos parecen permanecer idénticos a sí mismos, imperturbables.

Hacia una teoría del confort (I)

Henry Caro-Delvaille (1876- 1928) Retrato de Madame Simone (1908)


¿Qué es el confort? ¿Cómo definirlo en términos operativos? ¿A qué nos referimos cuando citamos el vocablo?
Se entiende al confort como el conjunto de condiciones materiales que aseguran bienestar y comodidad. Por su parte, al bienestar se le reconocen aspectos físicos, psicológicos, emocionales y sociales. Mientras tanto, la comodidad es expresión de utilidad y adecuación en la relación entre las personas y las cosas de que éstas se sirven.
A efectos de definir el término de un modo operativo, esto es, forjar un significado adecuado y fértil para desarrollar una teoría específica, debemos formular ciertas precisiones:

  •         Primero, el confort es un valor, esto es, una relación entre un conjunto de condiciones objetivas y un estado subjetivo de relativa satisfacción o conformidad, expresión de una forma específica de bienestar.
  •          Segundo, el confort es una variable ambiental, lo que implica que el sentido de la locución se dirige a la relación del ser vivo con el conjunto de condiciones que hacen posible y efectiva una modalidad específica de vida.
  •          Tercero, en tanto se considere el confort humano, éste constituye un estado de un mundo relacionado con un existente, en donde este último forja e interviene activamente en una relación específica con aquello que hace posible y efectiva su existencia.
  •          Cuarto, que toda forma de confort es un constructo histórico social, esto es, una elaboración contingente y revisable, originada en concretas condiciones históricas y sujetas a procesos de revisión crítica.

La tercera de las cuestiones radica en qué entidad referente es el confort. Por el momento, sólo es posible asegurar que se trata de una idea fuerza y una racionalización de un deseo profundo y estructural de la condición humana.

Ansiedades, novedades

Édouard Vuillard (1868- 1940) La Sala Clarac (1922)

Hemos forjado una cultura (¿o una civilización?) en torno a la acechanza visual.
De todos los aspectos que puede adoptar un artefacto, se pone un énfasis particular en cómo se ve. Así, las cosas de la más diversas naturalezas son extraídas de sus lugares y contextos de implementación para ser fisgadas, examinadas y juzgadas mediante su resultado visual.
Tal actitud es funcional a nuestra exaltación del consumo: muéstrese, obsérvese, júzguese y… cómprese. Y enseguida, volver a repetir el ciclo, cada vez más acelerado.

Nuestro mirar es cualquier cosa menos una inocente contemplación.

Excelente y conciso artículo

Léase:
http://manueldelgadoruiz.blogspot.com/2015/02/inventario-urbano.html

Tres formas de esperanza

René Magritte (1898- 1967) Los misterios del horizonte (1955)

La esperanza prospera aún bajo las condiciones más inadecuadas.
Alejandro Dolina

Pueden entreverse en el horizonte perspectivas futuras para el desarrollo de la Teoría del Habitar:
1.       Un desarrollo teórico cognoscitivo del confort humano
2.       Una heurística sofisticada de las demandas sociales referidas al hábitat
3.       Una poética humanista comprometida y honda

No nos sentemos a esperar. Trabajemos

El camino a la escuela

Imre Kinszki (1901- 1945) Niños en camino (s/f)

Así, un camino a la escuela en sentido amplio debería tener en cuenta, si verdaderamente queremos alcanzar los señalados objetivos de fomento de la autonomía y la sociabilidad infantil, aquellos principios estructurales que impiden a las niñas acceder, no solo a calles y plazas en igualdad de condiciones que los niños, sino también al más elemental derecho a una educación que les permita ampliar sus oportunidades.
Este camino escolar, por tanto, adquiere gran relevancia en el espacio urbano, por supuesto, pero debe comenzar por garantizar una educación de todos y todas en igualdad ya que, solo así, será posible conseguir una auténtica ciudad de y para los niños y las niñas
José Mansilla, 20161

Si reparamos en el modo en que el camino a la escuela se ha vuelto peligroso e invivible para nuestros niños, nos damos la oportunidad de observar críticamente la ciudad que habitamos.
En efecto: ¿cuántos factores de la realidad de nuestras ciudades y vecindarios atentan violentamente contra un adecuado, digno y decoroso camino a la escuela? El tránsito vehicular, la inseguridad ciudadana, la inadecuada inserción de la residencia en relación con el ámbito educativo son algunos factores que acechan los tránsitos infantiles y su habitación.
Y esto se agrava si uno también repara que, para los niños, todos los caminos son una escuela.


Insondables arquitecturas árabes

Palacio de Bahía, Marrakech

La casa del moro
Por fuera pobre,
Por dentro un tesoro
Proverbio popular
El descubrimiento personal de la arquitectura islámica implica la vivencia de su hondura.
La promenade architecturale que preconizara el maestro Le Corbusier es, en este caso, un prolongado y meticuloso adentrarse, umbral tras umbral, patio tras patio, maravilla tras maravilla.

Y en lo más hondo, en el centro del último y magnífico patio, nos aguarda una fuente de agua fresca. Un arpegio de gotas es el lujo que esta arquitectura brinda, discreta y generosa. Y el viajero se detiene, feliz de estar vivo allí.