En la zona de sombra

En la medina de Fez, Marruecos

Lo más interesante de la arquitectura aparece en los márgenes. Cuando pasa a ser propiedad de la vida...
Santiago de Molina, 2015.


La construcción puede llegar a ser extremadamente interesante en sus pormenores: proporciones, texturas, composiciones de materiales y tratamientos, pero en arquitectura, lo más interesante comienza precisamente allí en donde la construcción cede paso a la sombra.

Hacia una teoría del confort (V)

Santiago Rusiñol (1861-1931) Estudio de figura (1890)

La naturaleza trabaja con enorme derroche: sólo en el cerebro humano hay seiscientos mil millones de células. ¿Qué importa, pues, una sensación oculta, una emoción inconsciente? A veces me parece que no importa mucho. Y otras pienso que todo depende de eso.
Sándor Márai

El confort tiene claros aspectos holísticos propios del ambiente psicológico.
No se trata de asignar ingenuamente factores emocionales a los lugares en sí y a priori, sino de reconocer que los lugares son escenarios propiciatorios de eventos con consecuencias afectivas sobre las personas. Por efecto de los mecanismos de identificación, memoria y referencia, los lugares se ven caracterizados, más allá de las variables puramente físicas concretas, por valoraciones afectivas de adhesión, rechazo o aún fobia, en función a los efectos emocionales de las experiencias vitales cuando tienen efectivo lugar.
¿El carácter agradable de una alcoba no es función, acaso, de las experiencias amorosas que allí han tenido lugar, más allá de las condiciones físicas efectivas? ¿La más elegante y pulcra sala velatoria puede quizá desentenderse de su vinculación con la aflicción por la muerte?

La consideración de variables psicológicas del confort vuelve considerablemente complejo su tratamiento conceptual.

Estrecheces, constricciones, mezquindades

Célula de alojamiento en un hotel cápsula en Japón 1

Los terratenientes urbanos, los promotores inmobiliarios, los constructores, los banqueros, los tecnoburócratas y no pocos arquitectos e ingenieros se confabulan para confinarnos en lugares cada vez más estrechos.
La imagen de los hoteles-cápsula de Japón es la expresiva caricatura de nuestra actual condición constreñida y mezquina.
Ya hemos llegado demasiado lejos: es hora de rechazar estas barbaridades antes que proliferen de forma irreparable.



El contenido del signo arquitectónico

Reales Alcázares en Sevilla

Cuando se confunde la arquitectura con la construcción, el contenido de los signos tiene como vehículo significante los denominados detalles constructivos.
Así, la sobreelaboración de la factura de un capitel, de un friso o un arco es significante de la correspondiente sobreelaboración artesana del artífice: el valor tectónico es resultado del trabajo maestro y vuelto efectivo en la cosa construida. Por ello, la aplicación ornamental es una virtud, siempre y cuando resulte plenamente integrada y autenticada por la forma construida en su conjunto y por la factura unívoca, coherente y armónica.
Pero si no se confunde la arquitectura con la construcción, la cuestión adopta otro cariz. El significante arquitectónico, propio y específico es una relación trascendente entre las cosas construidas y los sujetos que las habitan. El contenido, por ello, no es tanto el trabajo del artífice y la sobreelaboración de su conducta, sino la emergencia de modos concretos de vivir en unas circunstancias espaciotemporales dadas.

Las formas del vivir los lugares son los verdaderos contenidos del signo arquitectónico.

Lógicas de exclusión, políticas de inclusión

Hurgadores de residuos urbanos en Montevideo

El capitalismo actual se mueve hacia una lógica de apartheid, donde unos pocos tienen derecho a todo y la mayoría son excluidos.
Slavoj Zizek

En nuestra sociedad se yuxtaponen y antagonizan entre sí unas lógicas de exclusión social y unas políticas de inclusión.
El problema es que, por lo que se puede observar, mientras que las políticas públicas de inclusión social operan por goteo, poco más o menos caso a caso, las lógicas de exclusión constituyen procelosos torrentes que no cesan de arrastrar gente hacia más allá de los márgenes.
Es singularmente laborioso el proceso en donde los organismos públicos de Desarrollo Social identifican las diversas naturalezas y casos de exclusión (económicas, sociales, culturales, étnicas, de género) para luego elucubrar algún tipo de política social especialmente dirigida. En todo caso, es el trabajo consciente y siempre insuficiente de algunos.
Mientras tanto, todo el conjunto de la sociedad aplica lógicas de exclusión a través de la activación insuficientemente consciente de mecanismos de exclusión: miedos, fobias, segregaciones, distanciamientos, diferenciaciones, diversas formas del ninguneo y de la aversión.

Debería investigarse a fondo si es que, en el fondo, esta sociedad, tal como se constituye, busca la inclusión social de todas las personas y lucha por ella o, por lo contrario… ¿qué es lo que deseamos, en el fondo de nuestros psiquismos sociales?

Artículo recomendado

Véase:
https://www.santiagodemolina.com/2019/06/la-denigrada-zona-de-confort.html

Representaciones e ideología del habitar

Ilustración comercial de una sala de estar moderna

Las ideologías nos separan, los sueños y la angustia nos unen.
Eugène Ionesco

Por el imperio de ciertas condiciones sociales y culturales, nuestras representaciones del habitar constituyen, de forma persistente, formas de ideología.
Es que tendemos a cosificar nuestros deseos, traicionando así a nuestras propias demandas de fondo. Mientras que el habitar es, en sustancia, una relación de los sujetos con las cosas, nuestra conciencia se desplaza, falazmente, a las cosas en sí. Esto conduce a alienarnos del propio habitar para sustituirlo por una demanda de cosas, las que ¡oh casualidad! aparecen súbita y espontáneamente, como mercancías más o menos a la mano. Con esto, la superchería se completa.

Es por ello que debemos desandar, no sin dificultades, este camino. Pero a no dudarlo, la deconstrucción del mecanismo ideológico nos pondrá, inexorablemente, ante nosotros mismos en nuestra condición esencial.

Elogio de la extrañeza

Paul Delvaux (1897 - 1994) Esqueletos en la oficina (1944)

Mientras que todo aquello que nos es habitual tiende a invisibilizarse, lo extraño se revela en el asombro.
Esta es una virtud, ya que el asombro es el principal recurso motriz de la filosofía. La meditación es estimulada por el desconcierto, es conmovida por lo insólito y acuciada por la necesidad acuciante de dar con una explicación, precisamente en tanto las circunstancias lo exigen.

En virtud de ello, la Teoría del Habitar debe operar extrañando lo habitual a efectos de estimular la reflexión.

Hacia una poética arquitectónica humanista (IV)

Assilah, Marruecos

Enséñame a vivir de la manera que tú lo haces para poder ver el mundo a través de tu entendimiento.
Juan Downey

En el semblante de la arquitectura uno puede verse a sí mismo y reconocerse como participante pleno de un espacio y un tiempo concretos, ya que, en el fondo, la condición humana es la causa final de toda empresa arquitectónica sana, auténtica y lograda.
Pero, naturalmente, la ideología suele impedirnos tal visión especular. De esta manera, las fisonomías de los artífices profesionales y los modismos de las clases privilegiadas suelen dominar en una subcultura arquitectónica aún hegemónica.

Sólo cuando nos liberemos de ciertas antiparras engañosas y sólo cuando sepamos instruir a nuestros arquitectos nos podremos ver reflejados, sin distorsión, en nuestras auténticas formas arquitectónicas.

Crítica a la interpretación política de las demandas sociales

¿”Social housing”?

En forma inexorable en nuestras sociedades, la acción política social supone siempre una concesión del Poder que se origina en una interpretación intencionada de las demandas sociales.
Así, de la compleja demanda social por lugares para vivir y desarrollarse, el poder político hegemónico interpreta, a su modo, una demanda social por viviendas, la que coincide, punto por punto, con la política social de vivienda llevada a cabo por los organismos públicos.
Si uno se esfuerza por hilar fino, encuentra que esta interpretación es plenamente funcional a la política efectivamente implementada. De esto se infiere, con claridad, que lo que sucede es que, dado lo que el poder político está dispuesto a hacer, así es que interpreta a su modo las demandas sociales efectivas.

Planteadas así las cosas, es claro que no habrá rectas y genuinas interpretaciones de la demanda social hasta que el poder político abandone la prerrogativa de descifrarla y ceda ante la amplia y profunda participación popular.

Nuevas implementaciones para viejos edificios

Trabajos de reimplementación en la estación de ferrocarriles de Canfranc, Huesca, España

En la jerga arquitectónica, algunas operaciones de implementación alternativa de viejos edificios son denominadas reciclajes.
Lo que la palabra reciclaje evoca, en primer lugar, es la reinserción de un objeto manufacturado en un nuevo ciclo de uso. Lo malo del término es que reduce la arquitectura a la perduración material del edificio y su oportuna revalorización como mercancía.
Pero lo que verdaderamente sucede es una resingificación. Un viejo edificio es portador de varias significaciones: en función a su contexto espaciotemporal estas significaciones sufren diversa suerte, mientras que, inexorablemente, el paso del tiempo da lugar a degradaciones físicas tanto como a potenciaciones de otros aspectos simbólicos.

Con todos estos factores, la intervención en viejos edificios opera, antes que todo, en una redistribución compleja de significados que dan lugar a nuevas implementaciones, que comprenden y desbordan el mero uso.

Escaleras

Gerhard Richter (1923- ) Ema (1966)

He comprobado, con alegría, que al famoso escritor Bernhard Schlink le ha fascinado también este cuadro de Richter, tanto como para escribir una novela en su torno.
Puede pensarse que este cuadro es singularmente encantador por razones que lucen transparentes y en primerísimo plano.
Sin embargo, cabe preguntarse:
1.       ¿Por qué la escena se sitúa en una escalera?
2.       ¿Por qué la modelo desciende por la escalera?
3.       ¿Por qué el artista ha optado por un cierto efecto de niebla o desenfoque?


Tiene tiempo para pensarlo.

Hacia una heurística de las demandas sociales (IV)

Utopía

El hombre ha nacido libre y por doquiera se encuentra sujeto con cadenas.
Jean Jacques Rousseau
Una arquitectura al servicio de la vida debe ser promovida, estimulada y conducida activamente por los deseos, las esperanzas y los sueños de habitar.
Este es el objetivo final de una heurística de las demandas sociales: empoderar al sujeto habitante. Y empoderar al sujeto habitante resulta de una liberación de las constricciones sociales, económicas y culturales que someten indebidamente la conciencia de las personas.

Pero tal liberación se conseguirá necesariamente en un marco general de emancipación social, económica y cultural. En mis tiempos mozos, a esto se le llamaba revolución, pero resulta un término algo pasado de moda, así que habrá que buscar uno nuevo o resignificar adecuadamente el viejo.

El empaque en los gestos cotidianos

El arco de la Rua Augusta, Lisboa

Cuando las calles corrientes van a dar a una plaza corriente, simplemente se separan las fachadas y se expande el lugar.
Pero en la Rua Augusta de Lisboa, cuando se decide a desembocar en la Plaza del Comercio las cosas no se resuelven sino de un modo grandioso. Sucede una puerta triunfal y con ella la magia que permite anticiparse desde lejos, traspasar el arco con el adecuado aparato y expandir cuerpos y almas en la vasta explanada, dominada por la estatua ecuestre de Don João.

Los lisboetas tienen allí, en lugar de un Palacio Real, una maravilla urbana, de la que todos disfrutamos, incluso el mismísimo soberano.

Hacia una teoría del confort (IV)

William McGregor Paxton (1869- 1941) Muchacha barriendo (1912)

Pero en esta casa lo que prima no es mi criterio, sino que se vive una rígida estructura determinada por la limpieza, la que pasa a ser un valor que se ubica por encima de la gente y de la vida.
Mario Levrero

Aparte de los factores que podríamos denominar microclimáticos asignados al confort, puede pensarse que hay que agregar a ellos otros aspectos más complejos en su constitución.
Se trata de factores de conformación holística: efectos del ambiente físico global, aspectos del ambiente psicológico y otras condiciones propias del contexto social.
Como efectos del ambiente físico global podemos mencionar, en principio, a factores tales como la limpieza. Es claro que un lugar sucio no constituye, de suyo un ambiente confortable, si bien los umbrales relativos de conformidad son muy variables. Con todo, constituye un factor holístico, ya que no depende de una variable clara y distinta, sino de la constitución de un estado general de aseo.

Es preciso indagar y reconocer más aspectos análogos, a la vez que ensanchar comprehensivamente el sentido del término confort.

¿Y si?

Maximilien Luce (1858- 1941) Mañana, interior (1890)

¿Y si toda esta elucubración sobre el habitar sólo concluirá en el preciso momento en que las condiciones históricas sean tan por completo otra, de tal manera que, una vez constituida la teoría consolidada del habitar, hubiese que desecharla por anacrónica?

Puede que el mundo empiece a cambiar demasiado rápido para nuestras conciencias-tortuga. Puede pasar que nos levantemos tarde, con el día largamente empezado.

Artículo atendible

Véase:
https://elpais.com/elpais/2019/05/28/seres_urbanos/1559047491_738245.html

Hacia una poética arquitectónica humanista (III)

Paul Signac (1863- 1935) Tiempos de armonía (1896)

Hoy se vuelve imperioso superar el falaz fetichismo denotado por el talento creativo de ciertos profesionales, tenidos por felices e infrecuentes excepciones.
La arquitectura, tanto en su carácter de empresa social como de su realidad cultural involucra de suyo a toda la sociedad y cultura de un espacio y tiempo específicos. La mejor arquitectura no es una rara ocurrencia, sino la expresión corriente de la cultura de toda una sociedad en su devenir histórico. Si nuestra arquitectura corriente es banal, comercializada y mezquina, es porque nuestra sociedad y cultura se desarrolla en forma adecuada a esos valores.

Por ello, una necesaria y acuciante necesidad de una sociedad y cultura mejores y superiores deberá alumbrar una poética arquitectónica humanista.

Volver a casa

Egon Schiele (1890- 1918) La familia (1918)

“Casi todos necesitamos una casa”, es una falsa obviedad. En realidad casi todos demandamos un lugar al que volver, lo que, aparentemente es más vago. Sin embargo, si se piensa bien, resulta mucho más preciso.
Disponer de una cosa construida que es una casa es apenas una parte de la real demanda humana por lugares para vivir. En el fondo, demandamos un vecindario, un paisaje, un contexto, una senda segura y agradable para volver a casa, al lugar en que solemos habitar, día tras día. Y como no todos volvemos de la guerra, demandamos casi todos nosotros una ciudad en donde trabajar, cultivarnos, esparcir y proliferar nuestra condición de seres sociales y políticos. Con respecto a aquellos que por fin vuelven de una guerra, es esperable que ansíen, en el fondo del corazón, un lugar para olvidarla y también empezar a volver a casa.

La casa es apenas el punto de destino de todos los caminos que necesitamos habitar y construir para volver, día tras día. El sistema de lugares y sendas para volver a casa es lo que concreta y verdaderamente necesitamos y demandamos.

Hacia una heurística de las demandas sociales (III)

Alessandro Milesi (1856- 1945) Ensueño (1945)

Hay que distinguir entre los requerimientos sociales y las demandas.
Los requerimientos son las expresiones públicas y racionalizadas del deseo. Son apenas un emergente equívoco de una realidad que no se revela de modo inmediato. Es extremadamente dificultoso que las personas formulemos, en cada caso, qué es lo que deseamos, ya que nuestra conciencia se encuentra afectada por ideologías y otras formas de falsa conciencia. Nuestros requerimientos no suelen adoptar una forma auténtica, toda vez que nuestra conciencia no puede hacer emerger la demanda auténtica y profunda.
Por su parte, nuestras demandas son tensiones activas entre nuestras necesidades reales y los satisfactores que nuestro contexto social, económico y cultural puede efectivamente brindarnos.
Esto nos sitúa ante una contradicción no insalvable: no podemos contentarnos con suponer ingenuamente las demandas, pero no podemos seguir, en sus propios términos, los requerimientos espontáneamente expresados.

Por ello es que es necesario una heurística, un método riguroso de investigación en los aspectos no emergentes de las demandas sociales

Cubiertas, remates, cornisas

Carl Blechen (1798- 1840) Vista de tejados y jardines (1835)

Las cosas construidas alcanzan, allá en lo alto, su culminación, su remate en la crítica frontera con el cielo.
Hasta la más humilde choza tiene en la cubierta su mérito de luchar, denodada, contra la gravedad, la lluvia, el viento: todo el cobijo parece resumirse allí. El palacio más fastuoso muestra con orgullo cómo se recorta, magnífico, triunfante, ampuloso contra el firmamento, al que desafía no sin soberbia.

Allá en lo alto se dibuja la postrera, la definitiva, la fatal línea de la empresa arquitectónica: toda su gloria y toda su miseria tectónica se aloja allí.

Hacia una poética arquitectónica humanista (II)

Georg Schrimpf (1889- 1938) Dos muchachas en la ventana (1930)

Tiene que sernos posible otra arquitectura.
Una arquitectura que no concluya en meras cosas construidas, sino en hechos de vida auténticos, gozosos y productivos en lugares cultivados al efecto. Una arquitectura viva, porque a lo que confiere forma es al modo en que la condición humana tiene su lugar. Una arquitectura con vocación de vida porque no cristaliza en la materialidad construida, sino que origina, propicia e inaugura historias.

Una poética arquitectónica humanista es la denominación bajo la cual esta otra arquitectura podrá ver la luz.