Apuntes de viaje (XV) Sospechas y constataciones


La industria de la góndola en Venecia, 2017

Hay un instante decisivo en que se adquieren certezas.
Cada pasajero de una góndola veneciana puede creer, sin faltar del todo a la verdad, que es sujeto y objeto de una experiencia única y particular. Hasta que completa esta verdad a medias con la interesante constatación que hay toda una encarnizada industria de la góndola para hacer posible estas experiencias únicas, particulares... y rentables.
Mientras tanto, las máscaras carnavalescas venecianas no dejan de reír con el sarcasmo que sólo pueden cultivar ellas, veteranas de siglos.

Una voz: Antonio Porchia


¿Es tanto lo que no sé? ¿Y cómo? ¿Es que alguna vez habré sabido tanto, que es tanto lo que no sé?
Antonio Porchia

Interesante artículo

Véase:
http://manueldelgadoruiz.blogspot.com/2020/01/por-que-se-quiere-evitar-la-formacion.html

La ciudad que nos merecemos

KNCR CREW. Grafiti en Montevideo

¿Seremos capaces de vernos en este espejo?
La ciudad en que vivimos es el resultado efectivo del estado relativo de la sensatez política de nuestra comunidad.

¿Montevideo, tal como está y como se está desarrollando, es la ciudad que se merecen sus montevideanos?

Tránsitos

Gustave Caillebotte (1848- 1894) Camino arriba (1881)

Pero es peligroso caminar por donde todos caminan, sobre todo llevando este peso que yo llevo.
Juan Rulfo

Si el atravesamiento de umbrales es la actividad habitable inaugural por excelencia, el transitar es, con mucho, la actividad verdaderamente dominante en la vivencia efectiva del espacio y el tiempo.
La propia vida es un tránsito: todo puede reducirse, en definitiva,  a marchar hacia donde nos muestra la punta de la nariz, con apenas pausas para recuperar fuerzas. Marchar es necesario, adelantar sobre la propia posición, hacer camino al andar.
Medimos los lugares según espacio y tiempo con el esfuerzo de la marcha. Todo proyecto es un itinerario. Todo lugar es, en principio, una senda.

El habitar, de un modo dominante y crónico, es dinámico, es esforzado y es laberíntico en su traza fundamental.

Padecimientos de la vida cotidiana

Honoré Daumier (1808-1879) Ómnibus (1864)

Tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz.
Mario Benedetti, 1960

No se tratará aquí de las patologías del habitar, sino de ese discurrir distraído, olvidado de si y descolorido que por lo general puebla nuestras rutinas.
Apenas si pasa el tiempo. Sin acontecimientos, esto es, sin esas instancias cruciales que señalan cambios, transformaciones, mudanzas, el tiempo es mero transcurrir, deslizarse sobre la pura duración, levedad insípida.
Padecemos el prosaísmo de la vida cotidiana cuando nos volvemos sordos a las voces del poeta: hace falta conmovernos. Dejamos de ver a nuestro alrededor lo que sólo nuestros artistas plásticos nos pueden revelar. La ciudad nos escribe la vida y no somos capaces de descifrar sus sentidos ocultos.

Nuestro resignado letargo no es un destino obligado. La vida cotidiana merece algo más que su mero padecimiento.

Aisthesis arquitectónica con el concurso de Juhani Pallasmaa (XVI)


Forman Hanna (1881-1950)

El ojo es el órgano de la distancia y de la separación, mientras que el tacto lo es de la cercanía, la intimidad y el afecto. El ojo inspecciona, controla e investiga, mientras que el tacto se acerca y acaricia. Durante experiencias emocionales abrumadoras tendemos a cerrar el sentido distanciante de la vista; cerramos los ojos cuando soñamos, cuando escuchamos música o acariciamos a nuestros seres queridos. Las sombras profundas y la oscuridad son fundamentales, pues atenúan la nitidez de la visión, hacen que la profundidad y la distancia sean ambiguas e invitan a la visión periférica inconsciente y a la fantasía táctil.
Pallasmaa, 2005

Es especialmente interesante reparar en estas observaciones.
Estas preludian una reconsideración crítica de nuestras operaciones sensibles, labor fundamental para la construcción de una renovada aisthesis arquitectónica. Podemos comprender aquí la diferencia entre la compleja percepción global de las personas y el mero flujo físico de información a través de un órgano. Aun la ausencia de estímulos es significativa y sujeta a los caprichos y hábitos del cuerpo.

Trasposición de límites

James Lobley (1828–1888) La pequeña Nell abandona la iglesia (1867)

La habitación humana tiene principio en la trasposición de umbrales.
Cada vez que cruzamos una puerta puede experimentarse un sutil estremecimiento: adviene un mundo ya en el espacio, ya en el tiempo. Nunca estamos absolutamente seguros de lo que vendrá. Siempre cambiamos de estado, de etiqueta, de empaque. Somos muy ligeramente diferentes antes-y-después, o ante-y-tras el umbral. Cruzar el límite tiene algo de inaugural, de ocurrencia, de entrañable novedad. Por eso, las puertas, que se abren y cierran a nuestro paso, nos infligen un cierto espasmo que nos recuerda, por si acaso estamos muy distraídos, que estamos vivos.

Nunca es nimio el gesto al trasponer el origen de una circunstancia. Disponer puertas y umbrales en los lugares es tarea muy delicada.

Apuntes de viaje (XIV) Elogio de la gente que hace bien a su paisaje


Alrededores de San Gimignano, 2017

Ha sido en la campiña toscana en donde nos hemos maravillado con el concierto armonioso entre las personas y su paisaje.
Es de hacer notar que no se advierte una situación singular especialmente distinguida, sino un moroso consenso de todos y cada uno de los actores históricos que se suceden en el tiempo y que coexisten en el paisaje. A la solidaridad de los vecinos, prolongada por la confabulación de las generaciones, se le complementa con una alianza entrañable con el solar cultivado.
El resultado no sólo es hermoso; también es aleccionador. ¿Cuándo dejaremos nosotros de ser advenedizos en nuestro propio paisaje?

Una voz: Antonio Porchia


Como me hice, no volvería a hacerme. Tal vez volvería a hacerme como me deshago.

Antonio Porchia

Lenta y larga marcha

William McGregor Paxton (1869- 1941) Luz matutina (s/f)

… una teoría de los lugares, de las situaciones, de las inmersiones se pone en marcha lentamente…
(Sloterdijk, 2004: 24)
Esta breve línea de Sloterdijk resuena en un ámbito en donde se pretende desarrollar una teoría completa.
Es completa una teoría que incluya en su seno
  • una ciencia de la constitución de los lugares, eso que aquí se persigue como una antropología del habitar
  • una teoría ética y política de las situaciones, de la constitución existencial de estar-ahí.
  • finalmente, una estética de la inmersión, de la aprehensión inmediata del objeto estético por parte del sujeto implicado plenamente en la obra de arte como su medio.


Pero subsiste una intrigante pregunta: ¿por qué se pone en marcha aún tan lentamente? ¿Llegaremos a verla plenamente desarrollada algún día?

El cuerpo usuario

Joseph DeCamp (1858- 1923) La costurera (1916)

Quien mira desde afuera a través de una ventana abierta nunca ve tantas cosas como el que mira una ventana cerrada. No hay objeto más profundo, más misterioso, más fértil, más tenebroso, más deslumbrante que una ventana iluminada por una vela. Lo que se puede ver al sol es siempre menos interesante que lo que ocurre detrás de un vidrio. En ese agujero negro o luminoso vive la vida, sueña la vida, sufre la vida.
Charles Baudelaire, 1869

Con la operación de ciertos mecanismos apenas si comenzamos con la implementación de los útiles.
Véase: una ventana puede abrirse, entornarse o cerrarse, ajustar la iluminación mediante cortinas, postigos o contraventanas y otras operaciones similares.
Pero con esto no se circunscribe la totalidad de uso que le damos. Allí nos situamos para el disfrute de la brisa, del gradiente térmico, de su iluminación. Es un lugar adecuado para la meditación, el ensueño y la proyección subjetiva hacia lo más allá. A través de una ventana provienen las novedades del tiempo y del mundo exterior. Desde afuera y en la oscuridad, una ventana desvela una siempre misteriosa intimidad de la vida. Las proporciones y situación de una ventana afectan y condicionan el arreglo y disposiciones de la habitación. Los usos de una ventana —o cualquier otro elemento arquitectónico— son mucho más que puras operaciones mecánicas.

La razón de ello es que las personas somos mucho más que simples y eficaces operadores de mecanismos. Y por eso una casa es mucho más que una máquina para habitar.

Hacia una patología del habitar (II)

Río de Janeiro

Conseguir un hábitat que resulte adecuado a nuestra genérica igualdad se dice fácil. Lo difícil es conseguirlo.
No basta con la consideración de las infraviviendas y los asentamientos irregulares; cabe preguntarse por las yuxtaposiciones, las colisiones y las difíciles coexistencias en el seno de una ¿misma? ciudad de despilfarros insultantes e insostenibles enfrentados a amplias poblaciones aquejados de carencias básicas. La patología está en una y otra región urbana.

Porque la ciudad de las infraviviendas, los asentamientos irregulares y su sufrida población van en una cierta dirección, mientras que la ciudad opulenta e insostenible va en otra. Y ambas, cada una en su dirección, van a sendos callejones sin salida.

Aisthesis arquitectónica con el concurso de Juhani Pallasmaa (XV)


Forman Hanna (1881-1950)

La visión revela lo que el tacto ya conoce. Podríamos pensar en el sentido del tacto como en el inconsciente de la vista. Nuestros ojos acarician superficies, contornos y bordes lejanos y la sensación táctil inconsciente determina lo agradable o desagradable de la experiencia. Lo distante y lo cercano se experimentan con la misma intensidad y se funden en una experiencia coherente. En palabras de Merleau-Ponty: "Vemos la profundidad, lo aterciopelado, la suavidad, la dureza de los objetos; Cézanne decía incluso: su olor. Si el pintor quiere expresar el mundo, es necesario que la disposición de los colores lleve en sí misma este Todo indivisible; si no, su pintura será una ilusión de las cosas y no las reflejará esta unidad imperiosa, la presencia, la plenitud insuperable que constituye para nosotros la definición de lo real".
Pallasmaa, 2005

La proposición que presenta al tacto como inconsciente de la vista es ejemplarmente seductora.
Bien podría fundamentarse en la observación de la conducta humana, que principia por palpar ansiosamente las cosas para luego considerarlas con el sentido de la vista. Es momento de una crítica radical a la pura visibilidad, que entraña una mutilación tanto de la percepción como del entendimiento del mundo. ¿Estaremos ahora en condiciones de justipreciar las sensaciones de un modo más integrado?
Al menos estamos advertidos de ello.

Alegrías y tristezas en el habitar

Leon Wyczólkowki (1852- 1936) Primavera en Gosieradz (1933)

Las alegrías genuinas del habitar pueden ser tan simples y evanescentes como una mancha de sol en una penumbra o el discreto rumor de una cortina que se desplaza con una brisa fresca. Por su parte, las tristezas también tienen tenor similar, que suele evocar, por lo general una cierta mezquindad, una cierta deprivación. Para Le Corbusier eran alegrías esenciales la luz solar, el aire y el espectáculo de los verdes de la naturaleza. Y en verdad, es triste privarse de cosas así.

No obstante, tales aspectos no suelen desvelarnos tanto como el acomodado atrezo de nuestros escenarios.

Apuntes de viaje (XIII) La profundidad de los patios


Real Alcázar de Sevilla, 2016

Los patios tienen tres tipos de honduras.
La primera es la hondura que se abre a la marcha, que es la dimensión que el patio tiene en común con todos los recintos. Un gran patio es, naturalmente, un patio profundo en este sentido.
La segunda es la hondura que el habitante debe vencer con el adentramiento, la dimensión que el patio tiene como ámbito interior que es. Adentrarse en un patio es diferente a marchar por él. La hondura interior no mide la extensión del largo con los pasos, sino la separación sutil que se entabla entre el lugar en donde uno ingresa al lugar hasta el sitio en que se detiene para considerar, con plenitud, que ahora sí está en su interior.
Pero la tercera hondura es, acaso, la más interesante y es la dimensión que se escapa hacia todo lo alto. Un gran patio, tal como el del Real Alcázar de Sevilla es singularmente profundo en la dirección que se dirige al cielo. Esta hondura se mide, por lo general, con los gradientes de la luz en correspondencia con lo absorta que puede dirigirse allí la mirada. Hacia la región del cielo que consigue atrapar para sí el patio.

Una voz: Antonio Porchia


Cuando observo este mundo, no soy de este mundo; me asomo a este mundo.

Antonio Porchia

Operaciones del cuerpo

Alessandro Milesi (1856- 1945) El hilado (1945)

El primer movimiento de la pequeña mano hacia las cosas, el impulso de este movimiento, representa el esfuerzo del yo por penetrar en el mundo.
María Montessori

En principio, por función entendemos una operación.
Toda vez que una persona se implica con un mecanismo, tiene lugar una relación de operación. La optimización de esta operación es asunto de ergonomía. Tal como su nombre lo indica, a la ergonomía le compete la descripción, medida y optimización del esfuerzo físico y psicológico.
Este aspecto fue claramente detectado por el mecanicismo moderno: de allí que fuera esperable que Le Corbusier llegara a afirmar que la casa es una máquina para habitar. Esto es cierto justo hasta donde llegan los límites de nuestro operar las cosas.

Por la operación de las cosas empezamos a considerar la función de lo que nos rodea, pero esto sólo es el principio.

El revelado del material sensible

Escultura de Alberto Giacometti (1901- 1966)


Hay artistas que tienen la excepcional virtud de hacer visible aquello que se nos hurta a la percepción. Revelan aquello que nuestros ojos han olvidado captar.

La habitación inaugural de un muy viejo mundo

Seymour Joseph Guy (1824- 1910) La nueva historia (1892)

Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos.
Antoine De Saint-Exupéry

Se asoman a unas mesas — y a un mundo— que les quedan grandes, pero al final consiguen treparse.
Con tenacidad consiguen tener lugar en los afectos, en el hogar, en los rincones de la casa. Pero no es siempre fácil conquistar tales lugares. Darse a sí mismo un lugar es empresa para toda una vida intensamente protagonizada
Inauguran con perspicacia un mundo que ya es muy viejo.

Y guardan por siempre oscura memoria de su revelación fantasmagórica: ayudemos a cada adulto a desolvidar su propia inauguración del mundo.

Aisthesis arquitectónica con el concurso de Juhani Pallasmaa (XIV)


Forman Hanna (1881-1950)

Cada experiencia conmovedora de la arquitectura es multisensorial; las cualidades del espacio, de la materia y de la escala se miden a partes iguales por el ojo, el oído, la nariz, la piel, la lengua, el esqueleto y el músculo. La arquitectura fortalece la experiencia existencial, el sentido de cada uno de ser-en-el-mundo, y esto constituye fundamentalmente una experiencia fortalecida del yo. En lugar de apelar meramente a los clásicos cinco sentidos, la arquitectura implica varios ámbitos de la experiencia sensorial que interactúan y se fusionan uno en el otro.
Pallasmaa, 2005

Este extracto resume de modo inmejorable el fundamento de una estética arquitectónica que busca refundarse a partir de la experiencia humana de la habitación.
Conviene detenerse cuidadosamente en cada uno de los términos... y actuar en consecuencia.

Hacia una patología del habitar (I)

Eduardo Kobra (1976- ) Mural callejero en San Pablo

A efectos de elaborar una eventual patología del habitar, podría bastar, quizá, la mera acumulación de todo aquello que nos parezca condenable en nuestro diario vivir.
En realidad, entrever una patología así conlleva un compromiso mayúsculo y sumamente interesante: definir antes que es lo saludable en el habitar. A estos efectos puede pensarse que lo saludable en el habitar es todo aquello que conduzca, promueva y realice formas vividas de adecuación, dignidad y decoro. Esto conduce de la mano a reivindicar, en el plano de la vida cotidiana, los principios ya clásicos de la ética moderna provenientes de la Revolución Francesa: igualdad, fraternidad y libertad. Conseguir un hábitat que resulte adecuado a nuestra genérica igualdad, dotarnos de lugares dignos de nuestra común condición humana y acondicionarlos con decoro en beneficio de nuestra condición de seres libres, constituye un programa de suyo saludable.

De esto parece desprenderse que es muestra de patología todo aquel aspecto que conspire tanto con respecto al estado de salud actual así como a las perspectivas de desarrollo futuro.

Apuntes de viaje (XII) El cielo de los sueños


Teatro La Fenice, Venecia, 2017

Nos gustan los teatros por su carácter de lugares liminares entre la vida cotidiana y el sueño.
Trasponer la portada es, con mucho, la operación necesaria para comenzar a transformarse de viandantes a oficiantes, de deambuladores profanos a miembros del sagrado público, de resignados realistas a ebrios soñadores. Pero la operación que realmente preludia la suspensión ritual de la incredulidad es la de elevar la mirada hacia el cielo. Allá en lo alto se encuentra el genio propicio al encantamiento, desde allí proviene la luz que todo lo impregna y allí y entonces reverberan los expectantes murmullos de la expectación.
Disfrute del espectáculo.

Una voz: Antonio Porchia


Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.


Antonio Porchia

Adhesión y aversión

Thomas Rowlandson (1756- 1827) El gourmand (s/f)


Las emociones de adhesión y aversión presentan un aspecto primitivo y quizá crucial.
Están vinculadas a los juicios de gusto, juicios sintéticos y a priori que se confunden con apreciaciones de tipo estético, siempre y cuando no se elabore rigurosamente una adecuada teoría estética. Cuando damos rienda suelta a nuestros prejuicios —cómodas hamacas en donde dejamos dormir nuestro verdadero juicio crítico— entonces afloran, desatadas las entusiastas adhesiones, así como las revulsiones de la aversión.
Si se trata de juzgar apenas un bocado, puede entenderse. Pero no es aconsejable juzgar así otras manifestaciones del arte y del obrar humano.
Hay conciertos que demandan un esfuerzo por escuchar con atención y sensibilidad, que no se rinden ante una primera audición- Hay cuadros que demoran en volcarnos sus elementos de genuino interés. Hay libros que merecen una lectura particularmente detenida. Y se podría seguir.

Pero quizá la arquitectura, obra de arte frecuentada persistentemente, demande con creces un juicio crítico mucho más allá de la mera adhesión o rechazo.

Discutamos: ¿Recuperación de la ciudad compacta? (III)

Alvar Aalto (1898- 1976) Ayuntamiento de Saynatsalo (1949)

La recuperación de la ciudad compacta ha sido la respuesta contraria a la urbanización difusa, fragmentada físicamente, segregada socialmente y atomizada cultural y políticamente. Los factores que intervienen en esta recuperación son evidentes. Se ha ido generando un consenso (relativo) entre profesionales, responsables políticos y ciudadanos activos que la ciudad compacta es socialmente más integradora y más justa, políticamente más gobernable y participativa y ambientalmente más sostenible y menos despilfarradora.  
Jordi Borja

¿Y si se sembrara el territorio de elementos urbanógenos y se les cultivara con atención, respeto y cariño?
¿Qué es eso de urbanógeno? Este término intenta describir ante hoc aquellos elementos, iniciativas, proyectos, ocurrencias en el hábitat que dan origen al desarrollo de fenómenos urbanos. Algo así como simientes de ciudad. Algo así como codificaciones genéticas de hechos urbanos orgánicos. No se trata sólo de una metáfora, sino de recuperar una idea presente ya en la mente de arquitectos como Alvar Aalto, que creyó oportuno intentarlo allá en la fría Finlandia, en Saynatsalo y en las condiciones históricas propias del fin de la Segunda Guerra Mundial. Puede que allí no haya ocurrido lo que pretendía el autor.
Porque ya se sabe, no se trata sólo de arquitectura y urbanismo, sino, como bien recuerda Jordi Borja, de ética y política, en principio.


Discutamos: ¿Recuperación de la ciudad compacta? (II)

Alvar Aalto (1898- 1976) Ayuntamiento de Saynatsalo (1949)

La recuperación de la ciudad compacta ha sido la respuesta contraria a la urbanización difusa, fragmentada físicamente, segregada socialmente y atomizada cultural y políticamente. Los factores que intervienen en esta recuperación son evidentes. Se ha ido generando un consenso (relativo) entre profesionales, responsables políticos y ciudadanos activos que la ciudad compacta es socialmente más integradora y más justa, políticamente más gobernable y participativa y ambientalmente más sostenible y menos despilfarradora.  
Jordi Borja

La observación siempre aguda de Jordi Borja nos impulsa a imaginar algo diferente a esa recuperación de la ciudad compacta.
Puede pensarse, con fundadas esperanzas en el rescate humanista del impulso de desarrollo orgánico, sistémico y estructural de la ciudad histórica.
¿Y si se sembrara el territorio de elementos urbanógenos y se les cultivara con atención, respeto y cariño?


Aisthesis arquitectónica con el concurso de Juhani Pallasmaa (XII)


Forman Hanna (1881-1950)

En su concienzudo libro The opening of Vision: nihilism and the postmodern situation, David Michael Levin diferencia entre dos tipos de visión: "la mirada asertórica" y la "mirada aletheica" , En su opinión, la mirada asertórica es estrecha, dogmática, intolerante, rígida, fija, inflexible, excluyente y no conmovedora, mientras que la mirada aletheica, asociada a la teoría hermenéutica de la verdad, tiende a ver desde una multiplicidad de puntos de vista y perspectivas, y es múltiple, pluralista, democrática, contextual, inclusiva, horizontal y generosa, Tal como sugiere Levin, hay señales de que está surgiendo una nueva manera de mirar.
Pallasmaa, 2005

El objetivo manifiesto de estas consideraciones es la consecución de nuevos modos de percibir, forjados en la crítica y la reflexión.
¿Qué resultará de todo ello? Un nuevo mundo, unos nuevos habitantes de este y renovados vínculos —estéticos, éticos y cognoscitivos— entre las personas y sus mundos.
¿Qué podemos esperar de todo esto? Un mundo que revele mejor su esencial profundidad, unos sujetos dotados de ampliadas capacidades de acuidad y perspicacia, y un vínculo más entrañable entre las cosas y las personas.
¿Cómo aparecerá entonces el mundo? No lo podemos saber aún, pero, con toda seguridad, el mundo será aquel que las personas merezcan habitar.

Discutamos: ¿Recuperación de la ciudad compacta? (I)

Alvar Aalto (1898- 1976) Ayuntamiento de Saynatsalo (1949)

La recuperación de la ciudad compacta ha sido la respuesta contraria a la urbanización difusa, fragmentada físicamente, segregada socialmente y atomizada cultural y políticamente. Los factores que intervienen en esta recuperación son evidentes. Se ha ido generando un consenso (relativo) entre profesionales, responsables políticas y ciudadanos activos que la ciudad compacta es socialmente más integradora y más justa, políticamente más gobernable y participativa y ambientalmente más sostenible y menos despilfarradora.  
Jordi Borja

Puede que una eventual recuperación de la ciudad compacta, como toda recuperación, exija volver a un conjunto de circunstancias históricas, sociales y políticas. Podría pensarse que debería examinarse cómo el capitalismo ha herido de muerte a la ciudad compacta, por lo que un apurado podría llegar a pensar que habría que recuperar las condiciones socioeconómicas precapitalistas a estos efectos.
Esto no suena muy razonable. Porque de lo que se trata es de generar unas condiciones históricas, sociales, económicas y políticas nuevas que reanimen a la ciudad en sí de su agonía.
La ciudad del futuro podría renacer bajo una nueva forma y contenido entre las ruinas de la urbanización tardocapitalista.



Villa en el lago de Como, 2017

Esta villa a la vera del lago de Como es un caso de excelencia de una constitución fundamental de un lugar en el mundo.
Cada lugar de la tierra debe ser cultivado en su virtud mediante el ejercicio de la habitación. Y cada caso de habitación debe honrar al lugar en donde se emplaza.
No se trata de un lujo, sino de un imperativo moral antes que nada. La disponibilidad material es lo de menos; lo importante es el sentido ético de la acción de poblar. Es frecuente que la arquitectura vernácula y humilde consiga hacerse cargo de tal imperativo. Por otra parte, no siempre el dispendio ostentoso de recursos conlleva, necesariamente, el honroso papel de hacer el bien a su paisaje.
Porque lo fundamental —y quizá lo único relevante, en definitiva— es realizar con plena dignidad la alianza entre las personas y el paisaje allí donde tienen efectivo lugar.


Una voz: Antonio Porchia


Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.

Antonio Porchia

Sorpresa y habituación

René Magritte (1898- 1967)  La condición humana


La condición humana, para Magritte, consiste en emocionarse de una manera única al yuxtaponer lo que vemos del mundo junto con lo que conocemos de éste.
Es en verdad surrealista es que ambas formas sean indistinguibles. Sin embargo, nos empecinamos en la confusión.
Así, cuando nos mueve la sorpresa por la novedad, nuestra percepción explora y construye, deleitada, una imagen cognoscitiva fresca. Con el tiempo y la habituación, esta imagen, ya ajada por la memoria, se interpone opaca y dejamos de ver, para afectar un conocimiento relativo.
Nuestros hábitos nos hacen casi invisibles los lugares que frecuentamos.