Disposiciones de las cosas

 

Ninguno de los arquitectos de por entonces se sintió aludido con la aparición del término “mise en place”. Pero cuando el insigne cocinero Auguste Escoffier acuñó el concepto en el siglo XIX, que desde entonces se ha instalado en el centro de la cocina y de los “talents shows”, lo que hizo fue promover una escisión herética dentro del arte de “poner las cosas en su sitio” regentado hasta el momento por la arquitectura. Ni siquiera un contemporáneo de Escoffier, Adolf Loos, lenguaraz y crítico, hizo mención alguna en sus escritos a la aparición de ese concepto invasivo. 

Santiago de Molina

Las cosas en su sitio


Paul Cézanne Naturaleza muerta con manzanas (1890)

Todo aquel que pretende poner las cosas en su sitio pretende colocarlas de tal modo en que el mundo se superponga con lo real, donde cada cosa ajuste su situación tal como es debido al orden necesario. Esto supone creer que el mundo es real, lo cual es mucho; que las cosas tienen su sitio, que ya es especular harto metafísico y, aún, que hay un orden necesario, asunto privativo de creyentes. Para gente que cultiva tal talante, las cosas perdidas no lo están por culpa del descuido de su portador, sino un desarreglo inquietante del cosmos, que ha secuestrado a las cosas de su sitio.

Ahora bien, las cosas persisten en su sitio de modo indiferente. Al limón le importa nada descansar lejos de la compañía de las manzanas. Paul Cézanne, hombre razonable, las pinta para registrar la especial contundencia en que las cosas reposan en su sitio y que tal morada es imperturbable.

Las cosas en escena


Pieter Claesz. (1597/1598- 1660) Vanitas

Cuando en la Modernidad las cosas dejaron de estar en su lugar y pasaron a ocupar emplazamientos diversos en el espacio, entonces los arquitectos, los dramaturgos y los pintores de bodegones aprendieron a poner las cosas en escena. El juego sabio, correcto y magnífico de las cosas, vinculadas por sus significados atribuidos, despertó un genio que las cosas mismas llevan oculto. Las cosas ya no descansan inertes en su sitio; ahora las inquieta las presencias, las vecindades, el espacio intersticial que apenas las separa para reunirlas en un conjunto que siempre es más que la suma algebraica de las partes.

Aprendices de brujo, hemos prestado ánimos a las cosas y, desde entonces, ya no reposan en sus sitios. Ahora ocupan precariamente un lugar en la escena que tengamos en gusto componer, como taumaturgos torpes, como ingenuos oficiantes, como aturdidos sacerdotes de un ritual que no terminamos de descifrar.

Las cosas en su lugar


Remedios Varo (1908-1963) Naturaleza muerta resucitando (1963)

Ahora danzan las cosas buscando esforzadamente encontrar su lugar. Sólo nosotros, intrusos habitantes de los lugares, podremos, por fin, si no detener la deriva frenética de las cosas, sí descifrar acaso sus coreografías. Conducir las cosas a su lugar es un arte que se ejerce con el supremo sosiego de los sabios, con el reposado talante de los prudentes, con los encantados artífices de lo maravilloso cotidiano.

Quién de nosotros podrá aunar las mañas del arquitecto, del dramaturgo y del pintor de la vida quieta para espiar el curso de las cosas, cuando éstas terminen por encontrar el lugar del que las haremos merecedoras.

 

De Molina, Santiago (2021) El arte de la “mise en place” en https://www.santiagodemolina.com/2021/09/el-arte-de-la-mise-en-place.html

 

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