De nuevo, una pirámide prodigiosa

Gerard ter Borch (1617- 1681) Mujer escribiendo una carta (1655)


En el ápice, tras los ojos, el cerebro. En la base rectangular, iluminada con la luz justa, el espacio en blanco de la hoja que se va llenando de vida. Todo el mundo cabe en esta prodigiosa pirámide iluminada desde fuera y desde dentro.

La arquitectura de la casa, según su habitante

Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y más allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los muebles.
Julio Cortázar 
Casa tomada

Para entendernos mejor, hoy: Memoria

Definición
1. Facultad de retener y recordar lo pasado ║ 2. Función que adopta el habitar de los lugares toda vez que alguno de sus rasgos, configuraciones o componentes permiten retener y recordar lo vivido a sus habitantes.

Danza y música

Fernand Allard l’Olivier (1883- 1933) Danzante y músico (s/f)


Los lugares se vuelven mágicos por el éxtasis de los sentidos y los cuerpos en la música y la danza. En el corro, los asistentes y en el centro, los oficiantes.

Los lugares umbrales

Es verdaderamente importante la arquitectura precisa, generosa y sensible que desarrolla el conjunto de los tránsitos.
 Las “áreas de circulación” no pueden quedar reducidas a un mero expediente minimizable en busca de la falaz optimización del Existenzminimum. La arquitectura de los tránsitos interiores merece el tratamiento arquitectónico que se otorga a la estructura.

Pasillos, corredores, recibidores, antecámaras, vestíbulos, son rincones especiales en donde el sujeto muda su estado, donde las estancias se articulan adecuadamente, donde se anticipan los cruciales encuentros con los umbrales.

La madre de todas las cocinas actuales

Fotografía de Christos Vittoratos
Reconstrucción de una cocina de Frankfurt en Viena (2008)


Allá en los años 20 del siglo pasado, los diseñadores alemanes se encarnizaron con el trabajo humano en la cocina y consiguieron conformar un tipo de habitación aún corriente en lo esencial. Algo del misterio del fuego quedó opacado por la eficiencia y la higiene.

Por una historia social del proyecto

Una historia social del proyecto ofrece la visión que integra la concatenación del plan global implicado por la demanda social, un proyecto arquitectónico y el designio que orienta las operaciones productivas.
El proyecto que hace que un hecho deseado se transforme en un hecho arquitectónico realizado es un proyecto social. El proyecto arquitectónico es una interpretación del proyecto social que lo promueve. El arquitecto puede ocupar un lugar estratégico en este espacio de mediación en la medida que consiga configurar el diseño que mejor interpreta la arquitectura demandada y que se hace deseable realizar.

Cuando un arquitecto ocupa este lugar estratégico, hace efectiva una función social específicamente señalada: en esta función social se articula concretamente una profesión y un oficio.

Una pequeña mesa servida

Henri Le Sidaner (1862- 1939)
Pequeña mesa en la oscuridad de la noche (1921)


Siempre habrá un lugar dispuesto para habitarlo civilizadamente en aquel emplazamiento en que resulte adecuado, digno y decoroso servir una mesa y disponerse a la compañía.

Felicidad y justicia en el habitar de la buena vida

Si la ética de la felicidad se perfila de un modo más o menos claro, el principio de la felicidad o eudemonía debe comprenderse conjuntamente con el principio de justicia.
La vida buena que habita la arquitectura lograda es, y debe ser, necesariamente, promotora de la felicidad y justa a la vez. La arquitectura como resultante del empeño ético humano es el escenario ineludible de las manifestaciones integrales de la felicidad subjetiva alcanzable en un marco social justo. El logro arquitectónico se verifica, más allá de la eficacia técnica, la adecuación a la función o la consumación estética, también en la eudemonía. El propósito ético de la actividad arquitectónica consiste en acceder, en la medida en que es posible dentro de un marco dado de circunstancias, a una justa felicidad en la vida que alberga.
Por ello, el logro arquitectónico no debe radicar, desde el punto de vista ético, en la infrecuente calidad presunta del objeto singular, sino en la felicidad y justicia de un contexto

El orgullo modesto de la biblioteca doméstica

Poul Friis Nybo (1869- 1929) Un autor favorito (1929)


Provengo de una clase social en la que uno de los pocos orgullos domésticos lo constituía la posesión de una biblioteca doméstica. Esta vestía alguna habitación en donde por otra parte no proliferaban diferentes ornamentos. Pero nuestro verdadero orgullo no era sólo la acumulación de volúmenes, sino en el hecho de haberlos leído, y, a veces, releídos.

Plumas ajenas: Adela Cortina

El interés por el bien de los hombres concretos, motor objetivo de la ética inveteradamente, ha ido expresándose de modos diversos en el curso de la historia, pero son dos —a mi juicio— las grandes preguntas que traducen la preocupación ética: la pregunta por el bien positivo «¿qué podemos hacer para ser felices?», y la pregunta por el sustento indispensable del bien positivo «¿qué debemos hacer para que cada hombre se encuentre en situación de lograr su felicidad?»

(Cortina, 1986)

Para entendernos mejor, hoy: Identidad

Definición
1. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad proyectados en un lugar que los caracterizan tanto a sí mismos como frente a otros ║ 2. Función que tienen los lugares habitados de ser portadores de rasgos que resultan diferenciadores y caracterizadores de sus habitantes.

La sabiduría

Hans Thoma (1839- 1924) Un pacífico domingo (1876)


Quizá uno de los beneficios de la edad avanzada sea el disfrute calmo de aquello que Le Corbusier designaba como alegrías esenciales, tales como el aire, el verde y el sol. A esto agregaría el ejercicio moroso de los hábitos de toda una vida.

Política y políticas del habitar

En principio, el término, ‘política’ nombra una realidad social rica en contenidos y compleja en su desarrollo temático que comprende tanto los estratos superiores de la estructura de una comunidad más o menos compleja tanto como los más íntimos pormenores de la actividad social más particular y menuda.
Parece oportuno trazar un corte taxonómico muy general entre el primer grupo de significados, que serían designados bajo la forma Política, en singular y con mayúscula; diferenciado del segundo grupo de sentidos, a los que abarcaría más propiamente la forma políticas, en plural y en minúscula.
A la Política le incumbe principalmente el ejercicio del poder, la construcción y recreación constante de la figura y el contenido del Estado y el ejercicio cabal de la ciudadanía como derecho, compromiso y obligación cívica. A las políticas les compete la deliberación, los planes y directrices de la acción de las actividades humanas cuando estas implican el concierto intersubjetivo.

De esta forma, en lo que incumbe a la teoría del habitar, hay Política y políticas específicas del habitar.

La domesticación de las aguas

Laurids Vilhelm Pacht (1843- 1912) Estanque azul en Villa d’Este (1912)


No sin muchas dificultades, se logra dominar las aguas. Por ello, es particularmente heroico contar con la maravilla de las tranquilas aguas en un lugar especialmente acondicionado para su disfrute.

Volver a la arquitectura del paisaje

El paisaje tiene una arquitectura como propiedad.
En primer lugar, toda vez que un cierto emplazamiento ambiental es efectivamente habitado, entonces constituye un lugar que tiene una arquitectura como propiedad trascendente. En efecto, los elementos del escenario se ordenan y guardan entre sí y con el habitante precisas relaciones que se organizan en un todo finalista y esta organización es, entre otras propiedades, arquitectónica.
El conjunto estructurado de elementos y rasgos que constituye a un paisaje son tanto constructos, esto es, ensamblados coherentes, así como son estructuras funcionales en tanto los elementos cumplen diversas funciones que los interrelacionan y, por fin, se constituye en un bien estético. De esta manera un paisaje supone la integración sintética de construcción, finalidad y estética que constituyen lo arquitectónico.

No quieren estos argumentos sostener que un paisaje es una arquitectura, sino, como se ha dicho al principio, tiene, entre muchas propiedades, la arquitectónica.

Una luz de vida en los confines del territorio habitado

Jean Antoine Théodore de Gudin U1802- 1880)
Faro en la costa bretona (1845)


En los bordes del territorio habitado, en las inhóspitas fronteras, la vida queda reducida a un claro destello de luz, custodiado por un sacrificado farero.

Plumas ajenas: Miguel Hernández

Mi casa contigo era
la habitación de la bóveda.
Dentro de mi casa entraba
por ti la luz victoriosa.

Mi casa va siendo un hoyo.
Yo no quisiera que toda
aquella luz se alejara
vencida, desde la alcoba
.


Miguel Hernández, 1939

Las muchachas de la puerta

Els Rijerse (s/d)
Estatua en honor a las prostitutas en Ámsterdam (2007)


Las proletarias del amor —así pueden ser llamadas por un poeta como Horacio Ferrer— aguardan pacientes en el umbral. Obsérvese con atención la postura corporal con respecto al marco.

Cuando nace la arquitectura viva

Para las concepciones tradicionales de la arquitectura, la construcción material es el fin último, al que sigue la implementación habitable como una atribución subjetiva y particular del usuario.
Sin embargo, con la última mano de pintura que borra las improntas de la obra, la arquitectura viva no hace otra cosa que inaugurarse en su sentido humano más entrañable. Culminada la obra (¡por fin!) el habitante la explora activamente, se apropia material y simbólicamente del lugar, dispone los equipamientos y habita. Existe en la apropiación habitable un doble aspecto: la arquitectura se consuma y se consume, morosamente.
Es demorándose que los habitantes van construyendo las extensiones vividas del espacio y de los tiempos que recurren, una trama memoriosa de circunstancia. Los pasos, los gestos, las coreografías de la vida cotidiana van midiendo mediante sucesivos ajustes las extensiones de los lugares. Con ello, dan forma efectivamente arquitectónica a las construcciones, toda vez que proponen las figuras de la vida y terminan de dibujar en el espacio, el lugar. Las alternancias del día y la noche, de la vigilia y el sueño, van construyendo la referencia escenográfica de la circunstancia.

La vida, en definitiva y del modo más concreto, tiene lugar, esto es, se consuma la arquitectura viva que reconoce Vallejo.

Para entendernos mejor, hoy: Estructura funcional del habitar

Definición
1. Estructura fundamental que dispone y ordena las implementaciones del habitar. ║ 2. Conjunto estructurado de las funciones fundamentales del habitar. ║ 3. Conjunto estructurado de rasgos que complementan y particularizan la estructura genérica de un lugar, conformando una arquitectura del lugar única y particular, situada en un contexto  y ambiente dados.

Para entendernos mejor, hoy: Estructura fundamental del lugar

Definición
1. Estructura con que se puede describir, en los términos más generales, un lugar concreto.║ 2. Estructura que liga, en el lugar, al habitante con la tierra, el cielo y el horizonte que conforman, en sus relaciones mutuas, el carácter genérico de lugar. ║ 3. Estructura referente de designación indexical aquí / allá ║ 4. Estructura genérica que adopta en cada caso una determinada y particular arquitectura del lugar

Entrar al teatro

Louis Béroud (1852- 1930) La escalera de la ópera de Garnier (1877)


Los espacios umbrales son, en ocasiones, tratados magníficamente toda vez que se entiende su papel habitable: la transformación de los elegantes burgueses en el crédulo y apasionado público de la ópera.

Prácticas sociales de construcción del habitar

Si las prácticas de concepción y de proyecto tienen la materia de los sueños, las prácticas de la construcción del hábitat están comprometidas con la materia que encontramos en la naturaleza, la que, convenientemente dispuesta en un orden firme, durable y adecuado, alojan a los soñadores de otros sueños. Hay que examinar cómo complejas organizaciones sociales operan efectivamente para construir las transformaciones habitables del ambiente. Las prácticas de la construcción del hábitat son sociales, porque sociales son las demandas tanto como lo son los dispositivos de organización de la producción de los lugares.

Es necesario precisar el sentido teórico de la locución producción social del hábitat.

Despacho

Anders Zorn (1860- 1920) Viktor Rydberg leyendo en su despacho (s/f)


Por cierto, constituye un lugar adecuado, digno y, sobre todo, decoroso. Contar con lugares así caracterizados no debería ser privilegio de unos pocos, sino derecho de todos y cada uno.

El cuerpo y la producción del lugar

Toda vez que el cuerpo desarrolla una actividad, despliega una precisa coreografía que termina de producir el lugar.
Los ámbitos son escenarios disponibles: sólo la conducta humana los hace, con propiedad, lugares. Mediante el juego de los desplazamientos, la operación de los útiles y la conquista de ciertos emplazamientos, el cuerpo confirma a su manera que el orden de los elementos es el adecuado al ritual de vivir en el lugar. A la arquitectura de los edificios, los equipamientos y de los enseres, le corresponde la coreografía cotidiana de la habitación de los cuerpos.
El cuerpo es el que manifiesta y verifica que, efectivamente, todo está en su lugar.

Plumas ajenas: César Vallejo

—No vive ya nadie en la casa —me dices—; todos se han ido. La sala, el dormitorio, el patio, yacen despoblados. Nadie ya queda, pues que todos han partido.
Y yo te digo: Cuando alguien se va, alguien queda. El punto por donde pasó un hombre, ya no está solo. Únicamente está solo, de soledad humana, el lugar por donde ningún hombre ha pasado. Las casas nuevas están más muertas que las viejas, porque sus muros son de piedra o de acero, pero no de hombres. Una casa viene al mundo, no cuando la acaban de edificar, sino cuando empiezan a habitarla. Una casa vive únicamente de hombres, como una tumba. De aquí esa irresistible semejanza que hay entre una casa y una tumba. Sólo que la casa se nutre de la vida del hombre, mientras que la tumba se nutre de la muerte del hombre. Por eso la primera está de pie, mientras que la segunda está tendida.
Todos han partido de la casa, en realidad, pero todos se han quedado en verdad. Y no es el recuerdo de ellos lo que queda, sino ellos mismos. Y no es tampoco que ellos queden en la casa, sino que continúan por la casa. Las funciones y los actos se van de la casa en tren o en avión o a caballo, a pie o arrastrándose. Lo que continúa en la casa es el órgano, el agente en gerundio y en círculo. Los pasos se han ido, los besos, los perdones, los crímenes. Lo que continúa en la casa es el pie, los labios, los ojos, el corazón. Las negaciones y las afirmaciones, el bien y el mal, se han dispersado. Lo que continúa en la casa, es el sujeto del acto.


César Vallejo en Poemas en prosa (1923-1929)

La ciudad muerta

Egon Schiele (1890- 1918) Ciudad muerta III (1911)


En la ciudad muerta sólo cuentan las masas construidas; los habitantes han desaparecido. ¿A cuántos urbanistas les ocurre concebir una ciudad en el papel, sin considerar la presencia palpitante de la vida humana? Es posible, no obstante, que existan urbanistas que administren con buen sentido el pulso de la vida.

Gente de teatro

Louis-Léopold Boilly (1761- 1845) Efecto del melodrama (1830)


Hay quienes se emocionan hasta el paroxismo en el teatro. Si la casa, para Le Corbusier, podía considerarse una máquina para habitar, el teatro entonces sería una máquina de emocionar.

Políticas sociales: ¿Satisfacción de necesidades o respuestas consensuadas a demandas sociales?

Quienes se interesan por las políticas sociales suele equiparar la satisfacción de necesidades humanas con la adecuada respuesta pública a ciertas demandas sociales.
A mí me parece que no es correcto considerar las necesidades humanas como la expresión manifiesta de la sustancia de una política social. Me parece que se incurre en una ideológica naturalización de las aspiraciones humanas, por una parte, y una arrogancia teórica pretender decidir ex ante sobre el contenido de una expresión de deseos de los ciudadanos. Sí me parece que corresponde considerar como materia de la política social la interpretación consensuada de las efectivas demandas sociales.

Los ciudadanos, entendidos como eficaces portadores de la capacidad de expresar sus demandas, son los actores protagónicos de una política social, por ejemplo, la política pública de viviendas. Es nefasto que un burócrata se arrogue el derecho de interpretar su contenido y legitimidad.

Un lugar decoroso

Giovanni Fattori (1825- 1908) Diego Martelli en Castiglioncello (1870)


La demanda social por lugares decorosos es la aspiración a disponer de una libre plasticidad espacio-temporal, más allá de la necesaria adecuación y dignidad. El decoro tiene que ver con la libertad de los sujetos.

Plumas ajenas: Georges Perec

Para esta joven pareja, que no era rica, pero que deseaba serlo, simplemente porque no era pobre, no existía situación más incómoda. No tenían más que lo que merecían tener. Mientras soñaban con espacio, con luz, con silencio, eran devueltos a la realidad, no sombría, pero sí mezquina simplemente —lo que quizá era peor—, de su vivienda exigua, de sus comidas corrientes, de sus vacaciones escasas. Era lo que correspondía a su situación económica, a su posición social. Era su realidad, y no tenían otra. Pero existían, a su lado, en torno a ellos, a lo largo de las calles por las que no tenían más remedio que pasar, los ofrecimientos engañosos, aunque tan cálidos, de los anticuarios, de las tiendas de ultramarinos, de las papelerías. Desde Palais–Royal hasta Saint–Germain, desde el Champ–de–Mars hasta l’Etoile, desde el Luxembourg hasta Montparnasse, desde l’Ile Saint Louis hasta el Marais, desde los Ternes hasta la Opera, desde la Madeleine hasta el parque Monceau, París entero era una perpetua tentación. Ansiaban ceder a ella, con embriaguez, en seguida y para siempre. Pero el horizonte de sus deseos se cerraba despiadadamente; sus grandes sueños imposibles pertenecían a lo utópico.

(Georges Perec, 1965)

La ciudad ideal revisitada

Fra Carnevale (1425- 1484) Ciudad ideal (1484)


Oh, qué orden y limpieza. Sin embargo las figuras humanas no consiguen conferir vida a un artefacto que no es otra cosa que una composición plástica de volúmenes en el espacio. La ciudad real comienza con el bullicio y el desorden de la vida humana en el lugar concreto y las construcciones vienen después.

Porque habitamos es que proyectamos y construimos

Suele pensarse que habitamos porque antes hemos proyectado y construido los lugares para hacerlo.

En realidad, podemos afrontar el proyecto y la construcción porque habitamos, porque necesitamos imperiosamente transformar el mundo.

Baldaquino

Giovanni Dall’Orto Sala de las audiencias en el Palacio de Topkapi


Nada realza más la categoría regia o sacra de ciertos habitantes que duplicar el edificio en el sitio donde se sientan. El edículo tiene una fundamental función simbólica antes que funcional.

Interiores

Los interiores hablan de la propia constitución del sujeto, de su conquistada privacidad, de lo íntimo en su circunstancia. Si el costado exterior de la arquitectura es sabio, correcto y... magnífico, el lado interior no es menos sabio y correcto, aunque deberá examinarse si la escala conforme al habitar cotidiano deberá ser magnífica o proporcionada a las coreografías de la vida de los habitantes. La arquitectura dispone sus dos faces bajo un sistema de reglas coherente que se ve solicitada por contradictorios condicionamientos del carácter social o público tanto como los de carácter personal o íntimo.
Nos adentraremos en la arquitectura del lugar de las sombras al indagar en la constitución interior de los ámbitos habitados. Deberemos recorrer con delicadeza la piel sensible de la arquitectura, allí donde ésta toca precisamente la piel de quienes la habitan.

Para ello, deberemos considerar las texturas de las superficies del interior, así como las contexturas de los ámbitos, las personas y sus rituales. 

Un pequeño lugar piramidal

Marie Bashkirtseff (1858- 1884) Con el libro (1882)


No se necesita nada más que una pequeña pirámide de base rectangular, cuidadosamente posada sobre una mesa para concentrarse en su eje. Allí en el interior de nuestro cuerpo, tras los ojos, anida el vértice superior. La pirámide —vista de afuera— es modesta; la pirámide —vista de adentro— es tan vasta como el mundo mismo.

Paisajes habitados: los pagos

La experiencia originaria del habitar, desarrollada en el tiempo en que se adquiere conciencia de sí mismo en la exploración del espacio propio configura al pago como síntesis superior.
Síntesis concreta, inalienable y entrañable, porque no afecta exclusivamente un afuera del hombre, sino que se origina en el tránsito constante entre el interior de la conciencia y la región extracorporal del hábitat. El término pago es el recurso conceptual y lingüístico que otorga a la habitación humana la dignidad del nombre propio. El pago constituye la síntesis concreta de la proyección de la identidad del sujeto habitante sobre el espacio que le es propio, sobre el lugar que habita. El pago, por tanto, es inalienable de la experiencia habitable del sujeto que ha desarrollado su propia existencia en la construcción morosa de la legítima apropiación de su lugar en el mundo. Por ello, el pagano es aquel sujeto reconocido fundamentalmente por su condición de morar, a su modo, su lugar.

El pago también es una síntesis entrañable, porque se porta en la memoria, porque la distancia espacial y temporal que puede interponerse de hecho suscita en el sujeto una nostalgia esencial.

Para entendernos mejor, hoy: Arquitectura del lugar

Definición
1. Propiedad trascendente, formal y material, del lugar efectivamente habitado.║ 2. Estructura jerarquizada de formas y fines, configurada específicamente en un lugar concreto. ║ 3. Resultante efectivo de la síntesis de la forma del habitar en una circunstancia concreta. ║ 4. Configuración específica de un determinado patrón de habitación.