Mostrando las entradas con la etiqueta ámbito íntimo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta ámbito íntimo. Mostrar todas las entradas

Músicas del interior


Silvestro Lega (1826 –1895) El canto del estribillo (1868)

Por los tiempos ilustrados por la pintura, la música doméstica era confiada a la disponibilidad de instrumentos propios y a la ejecución entusiasta de algún integrante de la familia.
En estos tiempos de la reproductibilidad generalizada de las obras de arte, el piano hogareño ha cedido lugar al equipo electrónico reproductor. ¿Qué ganamos y qué perdimos con esta mutación?
Cierto es que podemos escuchar un eco lejano de magníficos intérpretes, pero también es cierto que hemos perdido cercanía humana con las resonancias propias de las notas cometidas acaso por una hija o hermana. No se trata sólo de calidad musical: se trata de la respiración anhelante del ámbito doméstico.

El decoro del ámbito íntimo


Johannes Vermeer 1632 1675) Chica interrumpida en su música (1661)

A nadie se le debería privar de las calidades decorosas de un ámbito íntimo a partir del cual habitar el mundo.
Disponer de un ámbito íntimo propio y apropiado constituye un anclaje en el mundo. Pero hay formas diversas de detentarlo. Es preciso detenerse en las formas decorosas de ejercerlo, en el sentido de coronar un estar-en-el-mundo como situación adecuada, digna y feliz.
Un ámbito íntimo supone un reducto situacional tanto necesario como merecido a una condición humana que se precie de tal. Es propio en el sentido que se desarrolla ontogenéticamente a partir de la constitución plena del sujeto y es apropiado en el significado profundo de que lo situacional se vuelve propio por obra de un acondicionamiento, una adecuación condigna, un ajuste negociado con el ambiente. Para ello se necesita espacio, tiempo, proximidad... y distancia.
No se trata ya de simples mínimos habitacionales físicos, sino de dimensiones existenciales conformes. Y de atmósferas, espejos y fuegos.

Calidades del ámbito íntimo

Louise Mercier (1879- 1907) Joven marroquí (1883)

La arquitectura profunda del ámbito intimo reserva al habitante sentidas experiencias táctiles.
Es que este ámbito está demasiado cerca del cuerpo como para apreciarlo adecuadamente con la visión. El ámbito íntimo se deja palpar con regocijo. Por ello, en la región más recóndita de la casa, la piel se complace en suavidades, tersuras, calidades de agrado mediante el contacto. Por ello, en tales lugares se enseñorean las mujeres, sabias en matices de delicadeza. Por ello, quizá sea bueno que el mundo comience a partir de un ámbito íntimo cabalmente vivido.

A nadie se le debería privar de las calidades decorosas de un ámbito íntimo a partir del cual habitar el mundo.

El ámbito íntimo

Albert Barnes (1876- 1920) Desconocida arreglándose el sombrero (1913)

El ámbito íntimo es un territorio cabalmente novedoso en su descubrimiento y conquista.
Consumado con un elaborado gesto arquitectónico al poner distancia de lo público y clausurarse de su escrutinio, el ámbito íntimo es un lugar tomado para una serie concertada de operaciones.
En ese ámbito comienza por autodesarrollarse un nuevo sujeto individual, que reivindica para sí su identidad auténtica desplegada en un reducto seguro. Se trata de efusiones intensas de sí en el lugar en donde pueden expandir con plena libertad.

Y todo esto (nada menos) en el interior de una habitación con espejo.

Lo que siempre llevas contigo

Andreas Wegner (1958- ) ¿A dónde vas? (sd)


Es lo más propio que podemos poseer: una tenue habitación pericorporal que nunca abandonamos sin considerable tragedia.

Una tenue habitación

Allí donde nos encontremos nos acompaña una tenue habitación.
Se trata de una burbuja sutil y es lo más propio que podemos poseer. Es una elástica burbuja pericorporal que nos articula con el mundo. La hemos construido a lo largo de la vida y la defendemos con el recurso de la privacidad. Por ello se endurece en la vida pública y se afina con la estancia en soledad.

Solemos llamarla ámbito íntimo.

Ámbito sutil

Alexander Vladimirovich Schmidt (1911- 1987) Desnudo enfrente al espejo (1952)

Hay una tenue habitación que nos acompaña allí donde vayamos, plenamente habitable siempre y cuando preservemos adecuadamente la privacidad.


Intimidad y privacidad

La construcción histórica del sujeto origina, en el sistema de lugares, un ámbito y una articulación de éste con respecto al resto: el ámbito íntimo y la articulación de su privacidad.
Como existente, el ser humano constituye de suyo una situación o emplazamiento y un acontecimiento. Lo que corre conjunto a la conformación del sujeto es la identificación de la persona con un ámbito que deja de ser próximo y pasa a ser propio. Ese ámbito tiene determinaciones espaciales, temporales e informativas apropiadas históricamente por el sujeto y defendidas de intromisiones extrañas por la membrana o cerramiento de la privacidad.
En cierto modo, la privacidad constituye una arquitectura de la intimidad personal. 

Un largo camino hacia los espejos

Augusto De Luca (1955- ) Retrato de Isa Danieli (1987)


Sólo recientemente, en la larga historia de nuestra humanidad, hemos conquistado un verdadero reducto íntimo. Allí aguardan los espejos.

Elogio del ámbito íntimo

Si creemos a los historiadores de la vida privada, el lugar reservado a uno, el lugar privado al escrutinio público, es una adquisición muy reciente en nuestra civilización.
Lejos de unos lugares pobladas tanto de miradas como de palabras de los Otros, los sujetos se constituyen como individuos allí donde pueden estar a solas con una mirada y un silencio propios.

El ámbito íntimo es un territorio cabalmente novedoso en su descubrimiento y conquista.

Ciertos aspectos de un gran cuadro

Eduardo Sívori (1847- 1918) El despertar de la criada (1887)


Los entendidos prestan atención al aspecto rotundo y proletario de la modelo: se detienen en el realismo naturalista del ejercicio del desnudo y en la fealdad de los pies con juanetes. Por mi parte, pido atención a la mirada: con ella, se concentra todo el lugar en el sí misma (eso que Erving Goffman llama self) de la criada. Así nos inmiscuimos como voyeurs en el único ámbito propio de la humilde trabajadora doméstica.

Una dimensión energética de los ámbitos íntimos

Georges Croegaert (1848- 1923) Confidencias (1889)


Los ámbitos íntimos se constituyen—aparte de las dimensiones espaciales y temporal— también en la dimensión fonotópica del cuchicheo confidente. El ámbito se conforma con el control del volumen del sonido, haciendo que sólo ciertas personas participen de la información.

El ámbito íntimo

Henri Cain (1857- 1937) La tiradora de cartas (1832)


En la penumbra de la alcoba se abre un espacio suficientemente íntimo para convocar y confiar en la reveladora del destino.

El lado interior

Aludir a aquello que sucede en el interior habitado supone, por una parte, tratar con el contacto íntimo y directo que tienen los actos del habitar —las estancias, los tránsitos y la trasposición  de límites— con el comportamiento reactivo de las zonas más sensibles de la piel arquitectónica.
Se trata entonces de texturas que se denotan en el contacto directo.  También implica, por otra parte, atender al orden de vínculos entre la contextura de los cuerpos que allí moran y la propia de la arquitectura.

Más allá de cualquier determinación funcional específica, en cada recinto interior, el cuerpo se abandona a su estar y cada recinto es entonces una estancia particular. El término estancia designa aquí dos entidades distintas, pero íntimamente articuladas y referenciadas entre sí: por una parte, significa la resultante de una actitud subjetiva al estar en un sitio, por otra, significa el lugar arquitectónico que es el escenario del acto de habitar estando allí. En la sala de estar generalmente adoptamos una actitud formal, aunque distendida en el caso de que se trate de nuestra sala; observamos una etiqueta que consideramos adecuada a la situación de interacción social entablada; habitamos allí en la escala pública del sistema de recintos privados. En la alcoba, en cambio, aliviamos nuestra vestidura e investidura; adoptamos una conducta más personal; experimentamos una escala más privada e íntima del recinto más reservado.

Un pequeño lugar piramidal

Marie Bashkirtseff (1858- 1884) Con el libro (1882)


No se necesita nada más que una pequeña pirámide de base rectangular, cuidadosamente posada sobre una mesa para concentrarse en su eje. Allí en el interior de nuestro cuerpo, tras los ojos, anida el vértice superior. La pirámide —vista de afuera— es modesta; la pirámide —vista de adentro— es tan vasta como el mundo mismo.

Boudoir

Lucius Rossi (1846- 1913) En el boudoir (1869)


Un lugar para retirarse y llenar de identidad decididamente femenina. Así como los términos cámara o alcoba señalan con mayor especificidad los ámbitos de recogimiento íntimo propios del sujeto o de la pareja conyugal, el vocablo boudoir señala con precisión el lugar propio de la mujer para estar consigo misma, en la compañía ronroneante del gato.

El decoro en el cabello

John French Sloan (1871- 1951) Domingo, mujeres secándose el pelo (1912)


Mucho antes que se inventaran los secadores de cabello, las coquetas empezaron a dedicar mucha higiene y, sobre todo, embellecimiento a sus cabezas. La ocasión de secárselas al sol la aprovechaban, como es habitual en ellas, con animadas reuniones de conversación. Hoy, el ruido de los secadores entorpece la comunicación, pero ellas siguen hablándose.

Violencia doméstica

Belmiro de Almeida (1858- 1935) Disputas (1887)

Podemos ignorar el asunto que trata el cuadro, pero fácilmente inferiremos que hay una pelea o disputa, en donde la actitud dominante es la del hombre, que descansa en su silla, mientras la mujer yace postrada en su presencia. Todo políticamente muy incorrecto

De vuelta al ámbito íntimo

Alfred Philippe Roll (1846- 1919) Después del baile (s/f)


Hay algo difícil de definir en el ámbito íntimo que aloja con comodidad la ceremonia ritual del desarmado de la máscara (persona) social.

Cortejo

Èdouard Manet (1832- 1883) En Père Lathuille (1879)


¿Qué decir del pequeñísimo espacio en donde se cruzan las miradas y se comparte el aliento? Lo reducido del lugar se compensa con creces con la intensidad vital alojada precisamente allí.