En esta segunda
entrega seguiremos examinando la habitación de los establecimientos
gastronómicos, en este caso, los restaurantes.
La comida como hecho social
Como hecho social, se
ha visto ya, se comienza por oponer lo
bueno para comer a todo aquello indigno, inapropiado o inadecuado para
integrar a la dieta. Luego vienen las circunstancias que sirven de contexto al
ritual social: cuándo y dónde. Se
concluye en diversas formas significativas del ritual: cómo se come y bebe.
En el decurso de la
vida cotidiana tienden a distinguirse las instancias comunes de la comida
corriente con respecto a ciertas ocasiones señaladas a título de excepción.
Hay, por lo tanto, un ritmo. A lo largo de una jornada, en ocasiones, el
desayuno o la merienda ceden importancia al almuerzo o la cena. A los ritmos
domésticos se yuxtapone un ritmo propio del consumo público de la comida. Por
lo común, salir a comer —esto es,
dejar el ámbito doméstico para dirigirse a un establecimiento gastronómico—
constituye una ocasión señalada.
Hay muchas buenas
razones para comer en un restaurante y la ocasión, en general, está señalada
por una determinada atribución especial de valor. Este valor, en la actualidad,
es decididamente positivo, aunque no en todas las circunstancias históricas ha
sido así. La restauración comenzó por constituir una forma de asistencia en
cierto sentido hospitalaria, para viandantes hambrientos.
La restauración
Los restaurantes,
como establecimiento público y tal como los conocemos en la actualidad, se
difundieron en el París del siglo XVIII. En principio ofrecían una comida capaz
de restaurar la condición física y anímica del sujeto necesitado. Un lejano
precedente lo constituyen los termopolia
romanos: lugares en que se servía una comida relativamente sencilla a los
modestos transeúntes. Como era esperable en estas condiciones, las clases altas
despreciaban estos establecimientos, ya que se destinaban precisamente a
aquellos que no podían comer en sus casas.
Ilustración 1 Termopolium en Pompeya
Ilustración 2 Anton Fainstauer (1887- 1930) Mesa puesta (1916)
Hay algo que subsiste
aún hoy en los restaurantes actuales: se nos recibe dispuestos a servirnos la
comida. Hay algo entrañablemente humanitario en disponer para el extraño una
mesa puesta. Por supuesto, puede haber significativas diferencias en el cómo de
esta función fundamental: a veces dominará la cantidad y la contextura recia;
en otras, el refinamiento culinario.
Porque todo
establecimiento gastronómico tiene su centro cordial en la cocina, allí donde
reina el fuego y el talento del cocinero.
Ilustración 3 Jehan Georges Vibert (1840-
1902) La salsa maravillosa (1890)
En el interior
profundo de la cocina es en donde se comienza a superar de un modo que al ser
humano le resulta propio y específico su pura necesidad biológica de
alimentarse. Mediante la alquimia del fuego los más diversos insumos se
transforman en signos gastronómicos. Se produce la comida como hecho humano,
componiéndose las más o menos complejas elaboraciones que sustentan el ritual
de la restauración. A medida en que se distancian las circunstancias de la pura
y dura necesidad, se gana en sofisticación.
Fondas y restaurantes
La restauración se
origina en el gesto hospitalario, no en su deriva de atención a la salud, sino
a la función del hospedaje. Restaurar, en este sentido, tiene un entrañable
contenido confortador; se restaura, en todo caso, un estado de confort. Cuando
el hambre, el frío o el cansancio dejan de afectar el estado del transeúnte,
subsiste el valor humano de la confortación simbólica
Ilustración 4
Józef Chełmoński (1849- 1914) Ante la posada (1877)
Ilustración 5 Albin Egger-Lienz (1868- 1926) Almuerzo (1910)
En el pasado sociocultural
de todo restaurante reina siempre una humilde fonda. Por más sofisticación que
consiga el restaurante actual, no debería desentenderse de este origen
histórico. En la fonda ocurre el calor, los aromas y los sabores sencillos sí,
pero que, en unos determinados contextos, resultan reconfortantes. Y no deja de
haber una determinada etiqueta.
El hecho de que los
comensales ya no padezcan sus tránsitos, ya no sufran las alternativas del
tiempo, y ya no tengan, en el fondo, mucha hambre reconfigura un vínculo esencial
entre las personas, el servicio, y el escenario habitado. Los comensales pueden
levantar la vista de sus platos.
Ilustración 6 Nicolaas van der Waay (1855- 1936) Soirée en el Hotel Meranerhof (1920)
Levantando la vista,
entonces, podemos comprobar si estamos, felizmente, en buena compañía.
Adicionalmente, nos encontramos en un lugar limpio; la limpieza efectiva, sí,
pero además los signos perceptibles de lo limpio. Manteles blancos o claros,
vajilla y cubiertos brillantes, asientos cómodos, mesas firmes y generosas.
Aromas sutiles y rumores asordinados: un ambiente calmo, en donde reinan la
circunspección y también la distendida alegría.
Cada conjunto de mesa
y sillas configura un micromundo que guarda una respetable distancia de las
demás. Hay que encontrar, de un modo que es propio de cada establecimiento la
luz adecuada: la que ilumina apropiadamente los rostros de los nuestros y
distancia en la relativa penumbra a los extraños.
Digamos, a la hora del postre
Ilustración 7 Henri Le Sidaner
(1862- 1939) Pequeña mesa en la oscuridad
de la noche (1921)
Siempre habrá un
lugar dispuesto para habitarlo civilizadamente en aquel emplazamiento en que
resulte adecuado, digno y decoroso servir una mesa y disponerse a la compañía.
¿Te encuntras de viaje en alguna parte de la republica Méxicana? Muchas personas elijen Cancún como la ciudad a visitar y algo que tienes que saber es que moverse en la ciudad es una odisea, por que como tal no existe uber, pero no te preocupes empresas como Cancun Airport Transportation hacen la diferencia y te ayudan a poder moverte en el llamado caribe méxico.
ResponderBorrarY si bien muchas personas elijen ir por tour, otras elijen el servicio de traslado para ir a cenar a los mejores restaurantes de la Zona Hotelera de Cancún, y por si buscabas opciones de comida Italiana, la ciudad igual tiene muy buenos restaurantes italianos en Cancún.
¿Qué? Que tú estas de vacacines en Méxicali. Mexicali es otro de los destinos turisticos de méxico y en este caso una ciudad fronteriza con estados unidos y de igual forma existen los servicios de traslado y si y por supuesto, tampoco te puedes perder la oportunidad de comer y disfrutar en sus Mejores restaurantes de Méxicali donde el sabor de la cocina mexicana se mezcla con el de la comida italiana, española, inglesa, asiatica y mucho más.