Viejas cuestiones (V)

Daniel de Blieck (1610- 1673) Interior de iglesia (1652)

En este blog se ha defendido con saña la idea que distingue la arquitectura de aquello que hacen los arquitectos.
Sin embargo, la idea antagónica goza de extendida buena salud:
¿Qué habría que reclamarle a la Real Academia acerca de la definición del término arquitectura?

Es forzoso considerar la arquitectura como actividad social de producción mucho más allá del puro ejercicio profesional de la arquitectura, que es apenas una parte de todo el complejo. Asimismo, es forzoso considerar la arquitectura como producto social y cultural, mucho más allá del producto material e intelectual del arquitecto. La arquitectura, como concepto, es mucho más extensa que la actividad productiva de un gremio especializado.
Porque atrás de esta operación conceptual está una necesaria extensión del sentido del término arquitectura y, sobre todo, de su referente objetivo.


Reescrituras (XIII): Lugar y contexto

Robert Völker (1854- 1924) Hermosa vista (1924)

Todo lugar se emplaza a su vez en otro lugar. Hay veces en que la arquitectura del lugar de referencia articula con el lugar continente. Así, entonces, tenemos un texto en un contexto. El balcón habla en su fachada.

* * *


Señalar un lugar no es indicar un recinto, sino un sistema abierto que tiene origen en el aquí del cuerpo del habitante y una proyección cósmica.

Plumas ajenas: Manuel Delgado

Eso es lo que hace un rito de paso, asegurarse que las cosas clasificadas estén al mismo tiempo unidas y separadas. El rito de paso tiene la función intelectual de separar y unir, puesto que todas las cosas en el universo -y en la estructura social- están separadas por lo mismo que las une y unidas por lo mismo que las separa.
Manuel Delgado, 2020

Ejercicios de relajación propiciatoria para proyectistas atribulados

Astor Piazzolla

Es aconsejable la escucha concentrada de Oblivion, tango compuesto por Astor Piazzolla.
Casi todos podemos sentir una nostalgia por el recuerdo de los tiempos idos, pero sólo algunos pueden llegar a sentir un sentimiento más profundo y sutil que proviene de todo aquello que hemos ocultado en el olvido.

Una vez que uno cuelga el alma de la melodía, deja de ser el mismo. Y crece.

Urbanógenos (II)

Camille Pisarro (1830- 1903) Rouen, Calle de la Épicerie (1898)

A la ciudad la está hiriendo de muerte la simplificación de las operaciones inmobiliarias, la segregación socioespacial y el abuso del principio de un-lugar-para-cada-cosa.
La vida urbana demanda variedad. Esto significa una proliferación de diversas morfologías, pero también el contrapunto de diferentes tipos edificatorios. También significa complejidad en forma de hibridaciones, yuxtaposiciones, complementaciones y contrastes. También significa reunir y avecinar instalaciones residenciales con comercios, instituciones, plazas y parques.

La propuesta de variedad, heterogeneidad y pluralidad de usos es, en sí, un urbanógeno.

Patrones (VIII) Pasajes

Galería Vittorio Emanuele II, Milán

Quién sabe cuánto hace que me repito todo esto, y es penoso porque hubo una época en que las cosas me sucedían cuando menos pensaba en ellas, empujando apenas con el hombro cualquier rincón del aire. En todo caso bastaba ingresar en la deriva placentera del ciudadano que se deja llevar por sus preferencias callejeras, y casi siempre mi paseo terminaba en el barrio de las galerías cubiertas, quizá porque los pasajes y las galerías han sido mi patria secreta desde siempre.

Julio Cortázar, “El otro cielo”
Imposible no maravillarse con la magnificencia de las antiguas galerías.
Pero también es preciso reservar cierta admiración ante la habitación de los pasajes. Se trata de tránsitos especiales, de ceremonias de paso, de rituales de hondo contenido existencial.
Julio Cortázar imaginó, para siempre, una galería que conectaba el veraniego centro de Buenos Aires, a través del Pasaje Güemes con un invernal y sórdido París que emergía de la galería Vivienne.

Después de “El otro cielo” los pasajes siempre llevan a Otra Parte.

Estupendo artículo que recomiendo

Véase:

Viejas cuestiones (IV) Teoría del habitar como ciencia de la arquitectura

Monasterio de los Jerónimos, Lisboa

¿Es una ciencia del habitar el núcleo epistemológico de la arquitectura o es otra?

Si se adopta a la construcción material como núcleo epistemológico, la arquitectura no se distingue de la ingeniería y sus ciencias son la física y la matemática aplicadas. Hoy, esta asunción no es muy convincente.
Si se adopta el diseño como núcleo epistemológico, la arquitectura estaría fundada en un género de geometría especial. Esta alternativa aún seduce a algunos, pero lo cierto es que no se ha avanzado mucho al respecto.
Sólo queda la alternativa de considerar una finalidad trascendente de toda arquitectura: el habitar humano. Y sólo entonces se puede tener al menos una razonable esperanza de forjar una ciencia para una arquitectura signada por una finalidad tenida por esencial.

Pero aún es materia discutible.

Reescrituras (XII): El lugar del deseo

Paul Paede (1868- 1929) Muchacha desnuda en la ventana (1913)

Las alcobas son aquellos lugares en donde apenas se filtra la luz tras las ventanas y donde las plantas desnudas gustan hollar las alfombras. En la penumbra abrigada es donde palpita el deseo.

* * *

La racionalización moderna del término (y del ámbito) “dormitorio” encubre —y reprime— los contenidos humanos de los ámbitos hogareños.
El cometido principal de la Teoría del Habitar es recuperar en toda su intensidad palpitante de esos contenidos, para conseguir vivificar la arquitectura. Porque ésta no puede reducirse a metros cuadrados construidos e intercambiados a título de simple mercancía.

Hay que percibir la arquitectura con los estremecimientos propios de la vida en los lugares.

Colpoprácticas: experiencias de la profundidad de los interiores

Édouard Vuillard (1868- 1940) En la ventana (s/f)

El adentramiento en los interiores supone el ejercicio moroso de ciertas colpoprácticas, esto es, prácticas en donde el cuerpo experimenta la profundidad propia de los interiores y consigue tener efectivo lugar allí.

Una vez que se han atravesado los umbrales se asume la profundidad del interior con conductas signadas tanto por la exploración como por la habituación. Estas conductas, contradictorias y complementarias, consiguen inmiscuir la burbuja pericorporal en la estructura fundamental de la estancia. El cuerpo, sólo entonces, tiene su lugar allí: en la región del aposento en que es recibido, ahuecándose al efecto, haciendo sitio a la novedad y sumiendo al nuevo locatario en un orden concertado: el propio de la arquitectura de la estancia y el que impone el propio cuerpo que se participa.

Urbanógenos (I)

Granada

Mucha razón le asiste a Alberto Vigil: en urbanismo debe pensarse en el barrio como unidad mínima de sentido, intervención y producción de la ciudad.
Un problema principalísimo es dar con el tamaño conforme, esto es, con la extensión e intensidad de la habitación del barrio. Es necesario reconocer que cada lugar tiene una contextura propia y la comunidad que allí se asienta debe conformar una densidad óptima. Por ello debe condenarse tanto los suburbios difusos tanto como las congestiones. Por ello debe tantearse, por aproximaciones sucesivas, a la densidad, compacidad y extensión conformes a la realidad social y geográfica del emplazamiento.

Por ello, en el territorio urbano deben cultivarse con cuidado los urbanógenos adecuados a los territorios y a las comunidades habitantes, hasta conseguir el hecho urbano palpitante de vida sana.

Patrones (VII) Regiones

Alfama, Lisboa

Lisboa com suas casas
De várias cores…
À força de diferente, isto é monótono.
Como à força de sentir, fico só a pensar.

Álvaro de Campos (Fernando Pessoa), 1934

En toda región, cada ocurrencia diferente tiene, no se sabe en dónde, un rasgo común que las avecina, las reúne y las suelda. No se sabe, a ciencia cierta, qué es ese rasgo o matiz o apenas una atmósfera, pero uno lo reconoce al instante.
Y así, las casas de Alfama, de varios colores, tienen todas ellas un lugar. En Lisboa y en el corazón que se jura volver.


Viejas cuestiones (III): Definir el habitar

Fritz von Dardel (1817- 1901) Calle de los orfebres, Argel (1886)

Habitar es el modo en que son los mortales en la tierra.
Martin Heidegger

¿Una propuesta alternativa no dará lugar a otras derivas interesantes?
No ha surgido otra. Hasta donde ha llegado mi reflexión, no he logrado más que desarrollar, no sin torpeza, una proposición que en su formulación ejemplar resulta verdadera, concisa e inmejorable:
  1. Avecindarse las gentes haciendo presencia y población en algún lugar
  2. Manifestación fundamental de la condición humana, que puebla con presencias e identidades ciertos lugares determinados de la tierra y resulta de una acción de apropiación específica, a la vez que es fruto de una operación productiva del propio lugar
  3. Conducta humana desarrollada en los lugares, observable como hecho e interpretable como signo.
  4. Práctica social que aúna unas teorías o representaciones del poblamiento del lugar con la acción social.
  5. Una actividad social de producción que crea y recrea lugares.

Reescrituras (XI): Despacho

Anders Zorn (1860- 1920) Viktor Rydberg leyendo en su despacho (s/f)

Por cierto, constituye un lugar adecuado, digno y, sobre todo, decoroso. Contar con lugares así caracterizados no debería ser privilegio de unos pocos, sino derecho de todos y cada uno.

* * *

El paradigma es, siempre, un-sujeto-teniendo-lugar.
Lo que quiere decir, necesariamente, una comunidad de sujetos teniendo un sistema de lugares caracterizados por su adecuación, dignidad y decoro.

Tan simple y tan complejo como eso.

Tránsitos

Nino Costa (1827- 1903) Camino en la llanura (1890)

La arquitectura moderna se ha ensañado particularmente con el habitar propio de los tránsitos.
Las amplias y ceremoniosas galerías se redujeron a angostos y despoblados pasillos, las calles se abandonaron al abuso de las bestias automotoras: los tránsitos se reducen ahora a circular.
De esta manera el profundo sentido vividero del andar, de la errancia cadenciosa, del paseo gozoso. Ahora se reduce todo a vencer en línea recta y con la mayor velocidad la mera distancia entre dos puntos.

El problema es que si soslayamos el sentido de la marcha, a la vez nos sumimos en la insignificancia de nuestra propia existencia cotidiana.

Plumas ajenas: Alberto Vigil

¿Hacia el ecobarrio? Partiendo del necesario fomento y mejora de las condiciones de nuestros barrios, el barrio del siglo XXI debe basarse en nuestro particular decálogo. El decálogo de la transición del barrio al ecobarrio. ¡Ahí va!

  1. [compacidad] Ciudades con altas densidades [número de viviendas / superficie] producen congestión, bajas densidades aumentan las necesidades de movilidad motorizada e infraestructuras para dotar de servicios. Apuesta por densidades medias [máximo 100 viviendas / hectárea].
  2. Variedad de morfologías y tipologías edificatorias en las ciudades [complejidad]. Alternar viviendas unifamiliares con colectivas, así como equipamientos, zonas verdes y deportivas en el barrio.
  3. Fomentar usos mixtos evitando ordenaciones monofuncionales. Desterrar el barrio dormitorio aunando usos residenciales, actividades terciarias, comerciales, industriales y dotacionales.
  4. Diversidad socio-económica de la población, mediante la oferta de diferentes tipos de viviendas [vivienda protegida, VPO, VPT], facilitando el acceso a amplios sectores de la población. La diversidad es sinónimo de estabilidad social.
  5. Sistema de zonas verdes y espacios libres estructurantes de la vida urbana, donde prime la biodiversidad, la calidad del paisaje, el bajo mantenimiento y el uso de lo autóctono.
  6. Optimizar las redes de servicios urbanos. Gestión del agua encaminada al ahorro del recurso desarrollando redes separativas de saneamiento y de recogida de aguas pluviales. Gestión de la energía basada en las energías renovables y la centralización en la generación de calor.
  7. Equipamientos integrados en la red de zonas verdes y espacios libres. Optimizar el uso de los equipamientos mediante la diversidad de usos según edades, tiempo, etc.
  8. Gestión sostenible del tráfico urbano. Parece evidente que en la ciudad el vehículo privado debe reducirse de forma notable para ello debe fomentarse el concepto de proximidad, medidas encaminadas al templado del tráfico, zonas preferentemente peatonales [corte de la Gran Vía], red eficiente de transporte público, reivindicación del peatón como protagonista de la ciudad.
  9. Gestión sostenible de los residuos. Reducción y reutilización de residuos en todas las escalas. Recogida puerta a puerta, compostaje, etc.
  10. Valoración ambiental del suelo peri-urbano, espacio de conexión de la ciudad con su territorio circundante.

Alberto Vigil, 2017
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Patrones (VI) Cruces

Vincent van Gogh (1853- 1890) Café-terraza por la noche (1888)

Todo incidente social comienza con un cruce de tránsitos.

Por ello, la ciudad prolifera en esquinas y lugares-cruces: para que las vidas se toquen, se rocen, se contaminen. Por ello, la ciudad es un festín de encuentros. Por ello, la vida redobla en las esquinas, si no fuera por los automóviles, algunos delincuentes y otras sorpresas desagradables.

Viejas cuestiones (II) ¿Arquitectura o antropología?

Walter Langley (1852- 1922) Ensueño (s/f)

¿Habrá que improvisarse como antropólogos o habrá que seguir razonando, operando y produciendo como arquitectos?

Desde que planteé esta cuestión he tenido noticia apenas de alguna inquietud al respecto por parte de ciertos arquitectos, pero no he llegado a saber nada en cuando al estudio antropológico del asunto.
Sigo sin comprender cómo los antropólogos no parecen cobrar mayor interés por el tema. Si bien se mira, ser humano implica constituir un habitar el lugar según un modo específico de existir.

De modo que, por el momento, seguiremos los arquitectos, a tientas, intentando abrir ciertos caminos por nuestra cuenta y riesgo, sin el auxilio de una mirada especialmente formada para ello.

Reescrituras (X): Luz sobre el interior

Vilhelm Hammershøi (1864-1916) Estancia soleada (1901)

Cuando la luz se cuela en los interiores se vuelve mágica. Es un privilegio cotidiano disponer de una mancha de luz sobre nuestras cosas. Quizá sea un pequeña asunto, pero se vuelve entrañable y —¡atención!— memorable.

* * *

Nuestros modernos ventanales y vidrieras aseguran una decidida invasión de la luz en nuestros ámbitos.

Antes la luz natural era, ciertamente, un recurso escaso y mágico. Mágico por escaso. Discreto y revelador en su ocurrencia. Cómplice de las sombras y las penumbras. Ciertos efectos de la luz natural sobre nuestros interiores no deberían ser materia de desdén, sino de la mayor atención, dado su papel identificador, memorable y referencial de nuestros lugares en el mundo.

Reconsideraciones, matices

Albert Schröder (1854-1939) Cabaña medieval (1939)

La arquitectura siempre contiene un habitante. Y eso aun antes de ser habitada. Al proyectar esta paradoja es de las más productivas para no olvidar que el futuro de la obra debe sustituir ese molde imaginado en el proyecto, por el habitante real.
Dicho de otro modo, la arquitectura nunca es una habitación vacante. Cada obra construida mantiene un sistema previo de relaciones con el hombre, sea con sus medidas o con sus sueños, que hace imposible concebirla deshabitada aunque permanezca vacía. Toda habitación tiene preformado un habitante fantasma que se convierte en el acontecimiento fundacional para el espacio que le rodea. De ese modo cada obra de arquitectura es un recipiente de esa criatura hechizada por el espacio aun antes de tener nombre y cuerpo propio.  
Santiago de Molina, 2016

Este admirable texto me pareció en su momento una coincidencia punto por punto con mi postura proclive a señalar la absoluta necesidad de la Teoría del Habitar para un ejercicio profesional arquitectónico consecuente.
Sin embargo...
Si uno lo medita y se detiene en cada palabra enunciada, puede comprobar algunos matices: Puede reconocerse una vocación de íntima relación entre la arquitectura y sus habitantes.
Sin embargo, no dice esto nada de la relación entre la arquitectura y los arquitectos. Hay que admitir que existen otras perspectivas profesionales de asedio. Hay quien se las ve con el desafío milenario de construir estructuras estables y durables, puesta a prueba de las mañas del artesano constructor. Para éste, el habitar es la consecuencia necesaria y posterior de la gesta constructiva. También hay quien se las ve con la anticipación ideal del objeto, con el proyecto de formas en el espacio. Tal proyectista puede contar apenas con una idealización del habitante, con una figura fantasmal.

Pero para cierto ejercicio de la arquitectura y sólo para éste, el habitante preexiste y es condición necesaria y autoral del lugar habitado. Sólo para éste cierto ejercicio, atormentado por la duda y la perplejidad, es imperiosa una Teoría del Habitar.

Plumas ajenas: Alberto Vigil

¿Regeneración urbana? Cabe preguntarse si todas estamos hablando de lo mismo. Para nosotros regeneración urbana debe entender que todas las actuaciones deben partir del barrio, como sujeto urbano, y encaminarse a su mejora tanto social, económica como ambiental. En definitiva el tránsito del barrio consolidado al barrio sostenible, del barrio al ecobarrio.

¿Por qué el barrio? Por tres razones:

  • Porque el barrio es compacto. Facilita el contacto, el intercambio y la comunicación, esencia de la ciudad.
  • Porque el barrio es complejo. Facilita los usos mixtos y las funciones urbanas, la relación entre individuos y el contacto entre diversos.
  • Porque el barrio es estable en lo social. Aumenta la diversidad de usos y de gentes, la cohesión social y la igualdad de oportunidades.

Alberto Vigil, 2017
Artículo completo en


Patrones (V) Hitos

Alegoría de la Paz en Plaza de Cagancha, Montevideo

El viaje se transforma en una estrategia para acumular fotografías. La actividad misma de fotografiar es tranquilizadora, y atempera esa desazón general que se suele agudizar en los viajes.
Susan Sontag

La medida efectiva y vivencial de caminos y sendas dispone de dos operaciones complementarias.
Por un lado, los caminos se miden con las circunstancias y desarrollo efectivo de la marcha. Medimos las sendas con el esfuerzo de nuestros pasos.
Por otro, reconocemos etapas marcadas en nuestro itinerario, mediante la configuración de hitos. Todo camino tiene sus instancias de detención intermedias, allí donde el ritmo de la marcha conoce ciertas pausas.

Así como las regiones incurren en ocasiones en centros, las sendas despliegan, cada tanto, sus hitos.

Viejas cuestiones (I) La necesidad de la Teoría del Habitar

Max Kurzweil (1867- 1916) El cojín (1903)

¿Acaso es necesaria una Teoría del Habitar para el desempeño profesional del arquitecto o, en todo caso, es materia propia de antropólogos u otros científicos sociales?

He de confesar que cuando enuncié y publiqué esta cuestión incurrí en una afectada pregunta retórica: en aquel entonces me resultaba evidente la necesidad de la Teoría del Habitar. Esta creencia me ha impulsado en todo este tiempo para elaborar mis reflexiones al respecto.
Ahora pienso diferente.
La Teoría del Habitar es facultativa, no necesaria. Es acaso imperiosa para un cierto ejercicio profesional arquitectónico orientado hacia un desvelamiento cognoscitivo de una finalidad importante en arquitectura (pero no única), hacia una hermenéutica profunda de las demandas sociales de una cierta arquitectura (pero no de todas las arquitecturas posibles y pertinentes), y hacia el ejercicio de un humanismo práctico que tenga al ser humano y su existencia en los lugares como principalísima atención. Estas consideraciones no vuelven necesaria a la Teoría del Habitar, sino pertinente y oportuna a una cierta forma de abordar la arquitectura.
Lo que podría ser necesario, en todo caso, es una Ciencia del Habitar. Pero en este caso, es necesario discutir muy a fondo cómo se constituiría y cómo se desarrollaría.

¿Alguien tiene alguna sugerencia al respecto?

Reescrituras (IX): El umbral de la puerta

Nicolay Bogdanov-Belsky (1868- 1945) En la puerta de la escuela (1897)

Una puerta no es sólo un acceso físico a un ámbito sino también el conducto por el que se llega a localizarse en un grupo. Por ello, situarse en su umbral es el lugar justo para ejercer la duda y la expectativa.

* * *
Una poética arquitectónica humanista no debería ignorar el valor emocional profundo de la duda y de la expectativa de quienes se sitúan ante el umbral.
Una hermenéutica arquitectónica profunda debería precaverse de la más que probable rica y entrañable fuente de sentido que detentan todas y cada una de las puertas.
Por su parte, la epistemología del habitar apenas si ha comenzado a dar sus primeros pasos.

En Teoría del Habitar proliferan los horizontes de futuros desarrollos y lo mejor está por llevarse a cabo.