Reescrituras (X): Luz sobre el interior

Vilhelm Hammershøi (1864-1916) Estancia soleada (1901)

Cuando la luz se cuela en los interiores se vuelve mágica. Es un privilegio cotidiano disponer de una mancha de luz sobre nuestras cosas. Quizá sea un pequeña asunto, pero se vuelve entrañable y —¡atención!— memorable.

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Nuestros modernos ventanales y vidrieras aseguran una decidida invasión de la luz en nuestros ámbitos.

Antes la luz natural era, ciertamente, un recurso escaso y mágico. Mágico por escaso. Discreto y revelador en su ocurrencia. Cómplice de las sombras y las penumbras. Ciertos efectos de la luz natural sobre nuestros interiores no deberían ser materia de desdén, sino de la mayor atención, dado su papel identificador, memorable y referencial de nuestros lugares en el mundo.

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