Plumas ajenas: Jan Gehl

Al ser peatones, nuestras impresiones y experiencias más duraderas se producen en relación con lo que vemos a la altura de la planta baja. Los pisos más elevados no forman parte de nuestro campo inmediato de visión, como así tampoco los edificios que están en la vereda de enfrente. Percibimos tanto lo que está arriba nuestro como lo que está del otro lado de la calle a una mayor distancia, y por lo tanto no podemos establecer una relación cercana con el objeto ni distinguir detalles significativos. La situación cambia cuando hablamos de las plantas bajas que observamos durante un recorrido peatonal. En estos casos vemos todos los detalles de la fachada y de las ventanas. Notamos el ritmo de los distintos elementos compositivos, los materiales, los colores y las personas que se encuentran alrededor nuestro y que van a determinar si nuestra caminata resulta interesante. De esto se desprende que hay indicios que muestran lo positivo que resulta para el espacio urbano la disposición de actividades atractivas en las plantas bajas de edificios que están sobre vías transitadas. Cuando se trata de determinar qué constituye una experiencia, cualquier otro elemento ocupa un rol mucho menos importante.

Jan Gehl, 2010

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