Escala conforme como valor arquitectónico (I)

Fotografía no acreditada publicada en

En el ejercicio de la arquitectura es habitual el manejo rutinario de escalas. Así, en un gráfico escala 1: 50, un centímetro en la representación refiere a 50 cm en la realidad proyectada, mientras que una 1:100, en cambio, un cm equivale a 100 y así.
Estas operaciones tan rutinarias nos hacen olvidar que en la arquitectura realmente existente el numerador de la escala, esto es, su rector normativo (y no solo dimensional) es la magnitud humana de las personas.
Esto nos conduce a pensar que, en vez de un tosco escalímetro1 al uso, deberíamos contar con el auxilio de una grácil bailarina que danzara las coreografías de la vida para verificar si las cosas que concebimos y construimos resultan de escala conforme.
Porque esto de resultar de escala conforme no es algo tan simple como corresponder a la congruencia con un patrón presuntamente universal o una figura ideal o racionalizada, sino con la configuración efectiva de las personas mismas, en su diversidad y en la amplitud de sus goces.


1 Para los no arquitectos, un escalímetro es una regla graduada con la que se mide según las escalas adoptadas. Aquí una ilustración:

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