Ese discreto encanto

Jan Steen (1626- 1679) Adolf Croeser y su hija Catarina (1655)

Allá por aquellos tiempos, las casas burguesas apenas tenían dos escalones de altura sobre las aceras. Apenas una reja y un asiento significaban tener otra condición que la menesterosa.

Antes de incurrir en una cavilada caridad, este gros bonhomme examina la carta carnet que prueba la legitimidad de la mendiga. 

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